lunes, 30 de septiembre de 2013

Entrevista a la asociación alturana "El Cantal"

En Altura ha aparecido una asociación un tanto especial que se está dedicando a recuperar los navajos y otras construcciones rurales que por diversos motivos fueron abandonadas hace décadas. Se trata de la asociación de Amigos del Patrimonio Natural y Cultural Alturano “El Cantal”. Estamos con Emilio, uno de los miembros de la asociación, para que nos hable un poco de ella.
Entrevista a la asociación alturana El Cantal


- Hola, Emilio. Nosotros nos hemos enterado hace poco de la existencia de la asociación El Cantal, pero ¿desde cuándo existe y a qué se dedica?
- Emilio: La asociación se constituyó el 15 de octubre de 2010 con la intención de recuperar, proteger y rehabilitar el patrimonio natural y cultural alturano, pero también tiene el objetivo de divulgarlo y despertar la conciencia social sobre el valor que tiene y la necesidad de recuperarlo.
Parajes de interés botánico, árboles singulares, fuentes, navajos, corrales, trules, almazaras, hitas, refugios, trincheras, torcas… son los objetos de actuación de la asociación.        
Para divulgar este rico patrimonio organizamos charlas y exposiciones, pero, como lo mejor es que la gente lo conozca en directo, también llevamos a cabo excursiones y diseñamos itinerarios.

- ¿Sois muchos socios?
- Emilio: Somos alrededor de 50 socios, pero en cada salida de trabajo somos 8 o 10; algunos son asiduos y otros se van alternando. Pero no queremos que nadie se sienta obligado, cada uno va cuando puede y le apetece.
            Es una asociación muy variopinta y con diferentes ideologías. Entre sus miembros hay agricultores, comerciantes, administrativos, profesores, médicos, arquitectos...; hay jóvenes, no tan jóvenes y jubilados y, aunque la mayoría son hombres, alrededor de un tercio son mujeres.

-  ¿Cuáles son los elementos más importantes que habéis recuperado?
- Emilio: El adjetivo “importantes” aplicado a los elementos que estamos recuperando es muy relativo. Si lo entendemos como los de mayor valor económico, es un término difícilmente aplicable aquí, ya que todos tienen un valor incalculable desde el punto de vista cultural, histórico y etnológico; si hablamos de “singularidad”, tal vez habría que resaltar los refugios o los navajos con sus características específicas (piedra seca, bóvedas, cúpulas…) o los trules dedicados a producir el vino a pie de viña en el monte, todos ellos constituyen una rica muestra de arquitectura rural popular; pero, si nos referimos a su antigüedad, habría que decir que son muchos los elementos que tienen su origen en plena Edad Media…
No sé contestar más concretamente a esta pregunta. La prioridad a la hora de programar nuestras actividades de recuperación no la marca el posible valor que se le pueda dar a uno u otro elemento, sino el estado de ruina inminente o en trance de desaparición en el que se encuentran muchos.

- ¿Cuántas salidas hacéis al año?
- Emilio: Salimos dos veces al mes, un sábado y un domingo de diferente semana. Quien quiera venir solo tiene que llevar el almuerzo y guantes. A las 9 h. nos encontramos en el lugar que hayamos quedado, nos distribuimos el trabajo y nos liamos cada uno con lo que quiera hacer. A las 11 paramos para almorzar; cada uno lleva su bocata y siempre hay quien saca vino, cerveza, olivas, tomates, nueces, fruta de la temporada, un termo de café, pacharán… Durante el almuerzo bromeamos, nos metemos unos con otros, hablamos y solucionamos en un momento todos los problemas del universo y luego volvemos a la faena hasta las 12’30-13 h. que cortamos y nos vamos a casa. La verdad es que hay muy buen rollo, tanto en el curro como en el almuerzo.

- Ya nos habían comentado que hay buen rollo en las salidas, pero el trabajo es duro ¿no?
- Emilio: El trabajo es el que cada uno quiera, pueda o sepa hacer. Nadie está obligado a nada. Hay trabajos más pesados, como puede ser llevar o colocar piedra y vaciar barro o escombros del interior de navajos o refugios, pero hay para todos los gustos y posibilidades: desbrozar, limpiar el entorno, colocar ventanas en un refugio, poner pequeñas puertas protectoras en los navajos, plantar árboles o arbustos autóctonos o regarlos, tapar grietas, podar, colocar la pila en el exterior de un navajo, incluso hacer fotos para el archivo o las exposiciones.

- Para terminar, ¿qué os mueve a hacer estos trabajos de manera altruista y sin ayuda de ninguna administración?
- Emilio: Es nuestra tierra, son nuestras raíces y nuestra cultura, se lo debemos a nuestros mayores y antepasados, es nuestro patrimonio natural y cultural. Esto es lo que podría contestar también un saharaui, si le preguntáramos qué le mueve a luchar por un trozo de desierto mísero e inhóspito. La respuesta del saharaui y la nuestra será menos comprensible cuanto más inmerso esté quien la pregunta en la sociedad de consumo.
            Cuando el Sr. Castellanos hablaba de las pérdidas ocasionadas por el último gran incendio y las controvertidas ayudas a los afectados, hablaba en términos económicos, pero no tenía ni idea de lo que se había perdido ni realmente le importaba, porque hablaba en euros. Solo sabe lo que se ha perdido quien pertenece a esa tierra quemada.
            A nosotros nos importa mucho la “intrahistoria”, o sea, no los grandes hechos que recogen los libros de historia, sino la historia de los pequeños hechos, la de lo cotidiano, nuestro patrimonio, la escala humana, la memoria y la dignidad de las gentes que tuvieron que luchar por la vida en estas tierras.

-  Muchas gracias, Emilio.
- Emilio: Gracias a vosotros por brindarnos esta oportunidad de divulgar lo que estamos haciendo en la asociación El Cantal.
Además, a título personal, quiero deciros que me alegra muchísimo saber que en nuestra comarca y esta sociedad de gran consumo y “encefalograma plano” hay jóvenes, como los de vuestro colectivo, en la disidencia del pensamiento y en la resistencia a la uniformidad. Sois un bien social escaso y poco reconocido. Corren “malos tiempos para la lírica”.


-  Quien quiera ponerse en contacto con la asociación El Cantal, puede hacerlo a través del correo electrónico elcantal.altura@gmail.com, la dirección postal C/ Músico Blasco Sierra, 8 – 12410-Altura o el teléfono 649.029.907.Entrevista a la asociación alturana El Cantal


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien Emilio!!!! Que interesante!!!. Cuando te interesas un minimo en el pasado y ves todo lo que hemos perdido cualquier cosa que puedas aprender de nuevo es un mundo. Seguid asi!

Anónimo dijo...

Este blog lo tiene todo....!!!

Anónimo dijo...

Hay que felicitar a la asociación por su abnegación. Son un claro ejemplo de que mediante el trabajo común y el esfuerzo se pueden conseguir magníficos resultados y además enriquecernos como personas. Por otra parte, como la propia iniciativa reivindica, es muy importante en estos tiempos recuperar la cultura que nos ha acompañado durante siglos y que por desgracia se va perdiendo generación tras generación. La cultura está muy bien en los museos, pero aún es mejor cuando está viva en las calles y en los campos.

Anónimo dijo...

Enhorabuena a la asociación El cantal de Altura, a Emilio, y a todas esas personas de las que, de alguna manera, todos aquellos a los que te refieres, también nos hemos nutrido y se nos ha pegado algo de vuestro carácter y fuerza. Es triste que todas las cosas que de verdad merecen la pena en nuestra comarca queden de algún modo silenciadas o relegadas a ciertos ámbitos, pero son la muestra de que todavía queda gente viva que ama sus raíces y su tierra.
Por cierto la entrevista es fantástica, un chorro de energía para esos momentos de flaqueza, que nos hace ver lo que realmente merece la pena.

Anónimo dijo...

El otro día imprimí esta entrevista y se la enseñé a unos amigos. Uno de ellos me dijo que los últimos párrafos eran panfletarios, refiriéndose a “la escala humana, la memoria y la dignidad de las gentes que tuvieron que luchar por la vida en estas tierras” y a que “me alegra muchísimo saber que en nuestra comarca y en esta sociedad de gran consumo y encefalograma plano hay jóvenes, como los de vuestro colectivo, en la disidencia del pensamiento y en la resistencia a la uniformidad”.
Es triste que la gente no valore su patrimonio y su cultura y no entienda lo que los de El Cantal están haciendo. La falta de cultura es la que nos lleva al olvido, a la incomprensión y al abandono de nuestro patrimonio. Hay cosas que valen mucho, aunque no sean rentables en euros.
Animo a la gente de El Cantal a que siga con su labor a contracorriente de estos tiempos.

Anónimo dijo...

Núnca se podrá agradecer suficiente la labor que están haciendo desde el Cantal y el valor de hacerlo de forma desinteresada, honesta y entusiasta.
Otro gallo nos cantaría si tomásemos como ejemplo esta vocación de servir y dejar un legado valioso para las generaciones futuras, sobre todo por el modelo de abnegación frente a tanto egoísmo interesado que no entiende esta forma de pensar y hacer por los demás y por la cultura de un pueblo, honrrando a nuestros antepasados y su esfuerzo.
¡Ánimo y enhorabuena!

j.v.botella dijo...

Sana envidia de un vecino a tiempo parcial dels serrans ENHORABUENA ALTURANOS!!!!

jUAN v. Botella