Ya está aquí la revolucionaria
mosca transgénica, la que hará de sus cultivos y su aceite una verdadera
delicia para el paladar de sus amigos y familiares…
Sí, parece broma pero no lo es. Como
son escasos los casos de experimentos que les salen por la culata a la
agroindustria y empresas del sector, he aquí uno más.
La investigación biotecnológica
de la empresa Oxitec junto con la benevolencia de la Consellería de Catalunya
han hecho posible que se realicen en Tarragona las primeras sueltas de moscas
transgénicas para control de la plaga de mosca del olivo (Bractocera oleae).
Estos métodos son la
investigación puntera de la biotecnología ya experimentados para la mosca de la
fruta (Ceratitis capitata) mediante
la suelta de machos estériles irradiados con rayos X o UV, y también
transgénicos, para delicia de la comunidad científica y el mundo universitario.
Tal y como han demostrado Los Amigos de la Tierra, el objetivo
sería que los machos estériles se apareasen con hembras fértiles y las larvas
resultantes murieran en dicho estado sin llegar a la fase de adulto, reduciendo
aparentemente las poblaciones a la larga.
No obstante, plantean el
interrogante de que si la larva llega a la aceituna es porque la mosca la pica,
con la consiguiente merma en la calidad de la cosecha, y lo que es peor, la
introducción del insecto larvario genéticamente modificado muerto en la cadena
alimentaria por su incorporación al aceite. ¿Cómo resolverán los problemas
asociados que puedan surgir, y que de hecho ya surgen, en el Medio Ambiente y en las personas? Además,
diversas personalidades han alertado de posibles resistencias que oponen las
hembras ante estos individuos transgénicos y estériles, como por otra parte es
lógico.
Es cierto que la vida de estos
individuos es corta, pero irremediablemente una vez entran en el medio ambiente
se incorporan a la cadena trófica de otros insectos, y también de los humanos,
donde las consecuencias ya no son tan previsibles, como ocurre de manera
similar con los cultivos OMG. Además, el estado actual de las plagas muestra un
desequilibrio natural derivado de la falta de biodiversidad que debiera existir
en el medio, tal y como ocurría en mayor medida en el pasado. El uso
generalizado de herbicidas químicos y el desherbado manual en los campos
tampoco es que contribuya notablemente a su aumento, ya que son diversas las “malas
hierbas” que se eliminan y que podrían dar lugar al refugio de sus depredadores
naturales; por tanto un probable resultado satisfactorio por medio de estas y
otras prácticas culturales es sustituido por nuevos “inventos” que ni son
ecológicos, ni van a contribuir a la ecología (como algunos lumbreras empiezan
a imaginar), ni van a la raíz del problema, empujándonos así al cúmulo de
elementos que se retroalimentan por medio del uso de la tecnología y la ciencia
con fines productivos.
Fuente: Revista Ae nº 13.
Thymus vulgaris.
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