miércoles, 25 de noviembre de 2015

Manifiesto de la Asociación "El Cantal" (Altura).

Imagen sin leyendaSubimos el manifiesto que la Asociación "El Cantal" de Altura está promoviendo para  defender el patrimonio rural y natural. Pese a que algunos de los que hacemos "El Eco del Palancia" no compartimos en su totalidad el texto, lo publicamos por la gran labor práctica que está haciendo esta asociación, que sin ninguna duda admiramos.  Quizá el texto pueda servir de punto de partida para abrir un debate sobre el patrimonio rural y la cultura popular completamente necesario.  



En defensa del patrimonio natural y cultural rural


Las asociaciones, colectivos, instituciones y personas que firmamos el presente Manifiesto lo hacemos movidos por el profundo respeto que nos merece nuestro patrimonio en sus diferentes adjetivaciones (natural, rural, cultural, histórico, arquitectónico, etnológico, industrial…), por la identificación cultural y anímica que sentimos con él y por el peligro de desaparición en que se encuentran muchos de sus elementos insustituibles.
Entendemos por patrimonio el conjunto de bienes materiales e inmateriales recibido de nuestros antepasados lejanos o próximos; es lo heredado, que sentimos como propio de nuestro grupo social y por ello asumimos la responsabilidad de protegerlo, divulgarlo, consolidarlo y recuperar los elementos dañados a lo largo del tiempo por diferentes circunstancias, con el fin de legarlos en condiciones dignas a nuestros sucesores.
Reclamamos para la correcta valoración de nuestro patrimonio, además del componente cultural (historia, etnografía…) o el económico (turismo, artesanía…), se tenga en cuenta el emocional o afectivo de las gentes que lo sienten como suyo. Este es el que nos mueve a actuar personalmente y el que es necesario transmitir para tener un relevo generacional en nuestra labor.
Sabemos que nuestro trabajo de recuperación de los elementos patrimoniales implica su reincorporación al patrimonio y, por tanto, el acrecentamiento de este. Nuestro patrimonio es nuestra identidad común modelada a lo largo de siglos hasta tiempos más cercanos. Es lo que nos define como pueblo en relación con nuestro entorno. Nos informa del pasado y nos permite entender mejor nuestra sociedad presente.
Esta necesaria valoración crítica que reclamamos es la que nos lleva a no admitir a toda la tradición como patrimonio a conservar y a no asumir como propios algunos hábitos o costumbres.
Pensamos que, además de la protección y recuperación de los elementos patrimoniales, es imprescindible la divulgación de su inmenso valor, más allá de lo económico, a la sociedad en general y en especial a las futuras generaciones. Lo que no se conoce no puede estimarse. Creemos que el conocimiento de nuestro patrimonio nos hace reconocernos y valorar críticamente los elementos y la naturaleza de nuestro modelo social y cultural. Reivindicamos la dignidad de nuestros antepasados en su lucha por la vida adaptándose al medio hostil en el que vivieron y la dignidad de su abnegado trabajo para transformar ese medio y hacerlo habitable.
Denunciamos que nuestro patrimonio se encuentra en un delicado momento por el abandono, la infravaloración, el desconocimiento, la especulación…, en definitiva, por una serie de causas que en la mayoría de los casos escapan a nuestras posibilidades de solución y son responsabilidad irrenunciable de las administraciones públicas.
Juzgamos muy insuficiente el apoyo a nuestra labor de las administraciones local, provincial, autonómica y estatal. Exigimos a las administraciones públicas el aporte de medios a las asociaciones y colectivos que trabajamos en la recuperación y el mantenimiento del patrimonio natural y cultural de nuestros municipios. Sentimos que el hecho de ser rural y, por tanto, afectar a poca población, hace que nuestro trabajo sea menos interesante o atractivo para los medios de comunicación, pase desapercibido para la sociedad en general y pierda prioridad ante la administración. Y manifestamos nuestra voluntad de seguir trabajando desinteresadamente en la recuperación, acrecentamiento, conservación y divulgación de nuestro patrimonio, en la medida de nuestras posibilidades y contracorriente de los valores imperantes en nuestra sociedad de consumo actual y de su endémica crisis cultural y educativa, para transmitirlo a las futuras generaciones, junto con la escala de valores que comporta.

Altura, 2015

Para firmar el manifiesto:

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