domingo, 8 de mayo de 2016

Decimocuarto Asalto. La adolescencia golpeada.


"Es preciso que la verdad ascienda desde los tugurios, porque desde lo alto no se desprenden más que mentiras" 
Louise Michel

Julio Rubio Gómez es, entre otras cosas, educador social. Pero más que eso es una persona, de entre las muchas personas anónimas que existen, que quiere luchar para cambiar la realidad social en la que se encuentra. “Decimocuarto Asalto” es el libro que escribió sobre su experiencia y se refiere a un asalto en el combate de 1975 entre Joe Frazier y Muhammad Alí.

Julio es madrileño, empezó trabajando con diferentes asociaciones para la ayuda a los pobres y nos hace su particular radiografía del negocio que se ha hecho de esta supuesta "ayuda". La solidaridad en los barrios ha sido sustituida por el asistencialismo institucional que lo único que hace es agravar el problema, y no solucionarlo, ya que cuando de un problema haces negocio, y te hace ganar dinero, tu finalidad ya no es erradicarlo sino que se perpetúe. Hace una critica muy acertada de la Ley del Menor, de los centros de menores y todas esas ONG´s que supuestamente no tienen ánimo de lucro pero que si que obtienen muy buenas ganancias de las gestiones que hacen.


Cuando entras a formar parte de alguna de esas asociaciones en un principio mucha gente entra con un espíritu reivindicativo pero eso se va acabando con el tiempo, ya que la mayoría de veces acabas por sucumbir ante la organización. Este tipo de ONG´s tratan de que no te impliques lo suficiente con las personas a las que asistes ya que solo son “usuarios”, y te piden que mantengas una cierta distancia con ellos para que puedas ser “objetivo”. Al final tu espíritu reivindicativo y critico, si es que en algún momento lo tuvistes, acaba marchitándose debido a que quieres conservar tu trabajo. Si cuestionas, si denuncias, si haces una critica a todo lo que se esta haciendo mal te pasará como a Julio, pasaras a engrosar sus listas negras y la organización para la que trabajas te llamará la atención. Incitar a los "usuarios" a que adquieran conciencia y luchen por sus derechos como hacia Julio no entra dentro de los objetivos de estas organizaciones.

Este tipo de asociaciones necesitan de la subvención para subsistir, y cuando los miembros de esta o toda la organización hace una critica al sistema y decide luchar por cambiarlo, la subvención peligra por lo que siempre sera mejor mantenerse callado, hacer su trabajo y mantenerse en un espacio de comodidad. Es muy bueno el relato que nos hace Julio de su experiencia en “Proyecto Hombre” y los comentarios que le hacen sus compañeros sobre los “usuarios” como “podrían haber rajado a tu madre”, “podrían quemarte la casa, esperarte en el portal para acuchillarte”. Es una manera de mantener la distancia; de no comprometerte más allá de las horas que te pagan; es tratar a las personas con problemas como gentes asociales independientemente del medio social en el que se criaron, sin conocer su historia y sin empatizar lo más minimo. Todo lo contrario a lo que hace Julio y todo lo contrario a cualquier pedagogía coherente.

Al final Julio cansado de este tipo de asociaciones, y con problemas económicos debido a anteponer sus ideas y su forma de ser al trabajo, encontró una sociación donde le ofrecieron trabajar su aire, pudiendo luchar y denunciar las injusticias y dando voz a los jóvenes con problemas. El problema es que el dinero era escaso por lo que Julio tuvo se tuvo que emplear en una pizzeria en la que tampoco agachó la cabeza y en la que siguió reivindicando sus derechos. Julio mantiene ahora una actividad incesante, dando ayuda a jóvenes en centros de menores e instituciones penitenciarias, denunciando, reivindicando, hace un programa de radio todos los domingos en los que hablan los adolescentes, enseña boxeo y se sirve de el pedagogicamente para llegar sus alumnos…

El libro es bastante pedagógico, muy fácil y ameno de leer. Esta pensado para que lo lea todo el mundo. Es un libro que te enseña a empatizar con los adolescentes, con los presos, con los desheredados en general,  y te enseña en que no hay que tener miedo, el miedo que hay que tener es que todo siga igual. En el “Decimocuarto Asalto” de aquel combate Jose Frazier sabia que no iba a poder con Alí, este era más rápido, era el mejor. Frazier estaba muy cansado, todo el mundo creía que no podría más pero el seguía y seguía, no tiraba la toalla, sin embargo todo estaba perdido. Pero aun así continuo luchando. ¿Cuántas veces hemos visto en la historia que aunque se sabia que todo estaba perdido continuaron luchando? Sería imposible poder citar todos los ejemplos que conocemos.

“Quiero llorar, quiero llorar de rabia, de dolor, de impotencia… ¿Cómo a esta gente le es indiferente la miseria, el hambre, la desnutrición que hay a poco metros de sus lujosas mansiones? ¿Cómo el ser humano es capaz de negar el sufrimiento ajeno en su conciencia?
Un día la hermana mayor de Nadia me preguntó exactamente lo contrario:
-Pero… si usted no tiene fe… no entiendo… ¿Cómo es posible que no crea en Jesús y a la vez luche tanto por ayudarnos?
No supe qué responder, me quedé desconcertado, nunca me había hecho esa pregunta. Supongo, pensé, que hay gente que lucha porque tiene fe, otros por ideología, otros por idealismo… y otros simplemente lo hacen por instinto, como hacia Joe Frazier en ese decimocuarto asalto”.


¿Y tu? ¿en que asalto estas? ¿o es que aun no te has subido al ring?.

Santiago Fernández

Para saber más sobre Julio Rubio Gómez:


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