"Es preciso que la verdad ascienda desde los tugurios, porque desde lo alto no se desprenden más que mentiras"
Louise Michel
Julio Rubio Gómez es, entre otras cosas, educador social. Pero más que eso es una persona, de entre las muchas personas anónimas que existen, que quiere luchar para cambiar la realidad social en la que se encuentra. “Decimocuarto Asalto” es el libro que escribió sobre su experiencia y se refiere a un asalto en el combate de 1975 entre Joe Frazier y Muhammad Alí.
Julio es madrileño, empezó trabajando con diferentes
asociaciones para la ayuda a los pobres y nos hace su particular
radiografía del negocio que se ha hecho de esta supuesta "ayuda". La solidaridad en los barrios ha sido sustituida por el asistencialismo
institucional que lo único que hace es agravar el problema, y no solucionarlo, ya
que cuando de un problema haces negocio, y te hace ganar dinero, tu finalidad
ya no es erradicarlo sino que se perpetúe. Hace una critica muy acertada de la
Ley del Menor, de los centros de menores y todas esas ONG´s que supuestamente no
tienen ánimo de lucro pero que si que obtienen muy buenas ganancias de las
gestiones que hacen.
Cuando entras a formar parte de alguna
de esas asociaciones en un principio mucha gente entra con un espíritu
reivindicativo pero eso se va acabando con el tiempo, ya que la mayoría de veces
acabas por sucumbir ante la organización. Este tipo de ONG´s tratan de que no
te impliques lo suficiente con las personas a las que asistes ya que solo son “usuarios”,
y te piden que mantengas una cierta distancia con ellos para que puedas ser “objetivo”.
Al final tu espíritu reivindicativo y critico, si es que en algún momento lo
tuvistes, acaba marchitándose debido a que quieres conservar tu trabajo. Si cuestionas, si
denuncias, si haces una critica a todo lo que se esta haciendo mal te pasará como a Julio, pasaras a engrosar sus listas negras y la organización para la
que trabajas te llamará la atención. Incitar a los "usuarios" a que adquieran conciencia y luchen por sus derechos como hacia Julio no entra dentro de los objetivos de estas organizaciones.
Este tipo de asociaciones
necesitan de la subvención para subsistir, y cuando los miembros de esta o toda
la organización hace una critica al sistema y decide luchar por cambiarlo, la
subvención peligra por lo que siempre sera mejor mantenerse callado, hacer su
trabajo y mantenerse en un espacio de comodidad. Es muy bueno el relato que nos
hace Julio de su experiencia en “Proyecto Hombre” y los comentarios que le
hacen sus compañeros sobre los “usuarios” como “podrían haber rajado a tu madre”,
“podrían quemarte la casa, esperarte en el portal para acuchillarte”. Es una
manera de mantener la distancia; de no comprometerte más allá de las horas que
te pagan; es tratar a las personas con problemas como gentes asociales independientemente
del medio social en el que se criaron, sin conocer su historia y sin empatizar
lo más minimo. Todo lo contrario a lo que hace Julio y todo lo contrario a
cualquier pedagogía coherente.
Al final Julio cansado de este
tipo de asociaciones, y con problemas económicos debido a anteponer sus ideas y
su forma de ser al trabajo, encontró una sociación donde le
ofrecieron trabajar su aire, pudiendo luchar y denunciar las injusticias y
dando voz a los jóvenes con problemas. El problema es que el dinero era escaso
por lo que Julio tuvo se tuvo que emplear en una pizzeria en la que tampoco
agachó la cabeza y en la que siguió reivindicando sus derechos. Julio mantiene ahora una actividad
incesante, dando ayuda a jóvenes en centros de menores e instituciones
penitenciarias, denunciando, reivindicando, hace un programa de radio todos los
domingos en los que hablan los adolescentes, enseña boxeo y se sirve de el pedagogicamente para llegar sus alumnos…
El libro es bastante pedagógico,
muy fácil y ameno de leer. Esta pensado para que lo lea todo el mundo. Es un
libro que te enseña a empatizar con los adolescentes, con los presos, con los
desheredados en general, y te enseña en
que no hay que tener miedo, el miedo que hay que tener es que todo siga igual. En
el “Decimocuarto Asalto” de aquel combate Jose Frazier sabia que no iba a poder
con Alí, este era más rápido, era el mejor. Frazier estaba muy cansado, todo el
mundo creía que no podría más pero el seguía y seguía, no tiraba la toalla, sin
embargo todo estaba perdido. Pero aun así continuo luchando. ¿Cuántas veces
hemos visto en la historia que aunque se sabia que todo estaba perdido
continuaron luchando? Sería imposible poder citar todos los ejemplos que
conocemos.
“Quiero llorar, quiero llorar de rabia, de dolor, de impotencia… ¿Cómo a
esta gente le es indiferente la miseria, el hambre, la desnutrición que hay a
poco metros de sus lujosas mansiones? ¿Cómo el ser humano es capaz de negar el
sufrimiento ajeno en su conciencia?
Un día la hermana mayor de Nadia me preguntó exactamente lo contrario:
-Pero… si usted no tiene fe… no entiendo… ¿Cómo es posible que no crea
en Jesús y a la vez luche tanto por ayudarnos?
No supe qué responder, me quedé desconcertado, nunca me había hecho esa
pregunta. Supongo, pensé, que hay gente que lucha porque tiene fe, otros por ideología, otros por idealismo… y otros simplemente lo hacen por instinto, como
hacia Joe Frazier en ese decimocuarto asalto”.
¿Y tu? ¿en que asalto estas? ¿o
es que aun no te has subido al ring?.
Santiago Fernández
Para saber más sobre Julio Rubio Gómez:
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