Chema Doménech (CHEMADOMENECH.COM) |
Nos hacemos eco de este articulo de Dani Farrús publicado la semana pasada de la pagina web https://www.diagonalperiodico.net/ Aunque trata de un conflicto lejos de nuestras tierras nos ha parecido interesante por la comunidad de lucha que se ha creado, al margen de los valores mercantilistas de nuestra sociedad y en defensa del territorio. Recordad que no hace falta ir tan lejos para encontrar luchas interesantes que cuestionen al sistema y los valores que representa. En Francia hay cientos de personas acampadas en una "Zona a Defender" desde hace años en contra de la construcción de un aeropuerto. Las luchas contra la MAT, contra la gentrificación, contra los transgenicos, contra el fracking, contra la construcción de megaestructuras... unidas a recuperar formas no agresivas de ocupación del territorio deben de empezar a ser fomentadas ya que sin ellas estamos perdidos. El ser humano no puede vivir sin el mundo natural del que forma parte. Las tecnologías y el desarrollo del capital están poniendo en grave peligro nuestros recursos naturales. El progreso solo nos va a traer ruinas y son estas luchas las que aportan un rayo de luz y de humanidad a toda la infamia que nos rodea.
Un saludo
En la Reserva Sioux de Standing Rock (Dakota del Norte, Estados Unidos) se está llevando a cabo una movilización sin precedentes
para oponerse a las obras de construcción del oleoducto Dakota Access.
Movilización que lleva ya seis meses; con miles de acampados, cientos de
naciones tribales trabajando juntas y decenas de detenidos.
La construcción del oleoducto tiene un presupuesto de 3.700 millones
de dólares y, cuando se termine, está previsto que cubra una distancia
de cerca de 2.000 kilómetros, cruzando cuatro Estados (Dakota del Norte,
Dakota del Sur, Iowa e Illinois), y que transporte 470.000 barriles de petróleo
crudo al día. En principio, el oleoducto tenía que pasar por la ciudad
de Bismark (capital de Dakota del Norte), pero, aunque la empresa que
lleva a cabo el proyecto asegura que es muy seguro y no hay peligro de
accidentes o pérdidas, decidieron cambiar la ruta para evitar una zona
tan habitada.
El nuevo recorrido pasa por el límite de la Reserva Sioux de Standing
Rock y por debajo del río Missouri, su principal fuente de agua
potable, por lo que el oleoducto pone en peligro sus tierras
y su forma de vida: un accidente afectaría el agua que utilizan para
beber, regar los cultivos, alimentar el ganado, pescar... Y contaminaría
sus tierras. Además, aseguran que con la construcción se verán
afectados y se destruirán lugares sagrados y cementerios tribales.
Proteger la tierra
“Este lugar es mi tierra, donde está mi casa, mis sitios sagrados e
históricos, mi cementerio familiar, mi pueblo, mis lugares de
ceremonias, la fuente de toda mi agua potable. Al lado del río están
enterrados mis antepasados y mi hijo. Si ellos destruyeran la tumba de
tu hijo, ¿tú no lucharías?” Son las palabras de LaDonna
Brave Bull Allard, de la Reserva de Standing Rock, y cuyas tierras son
las más cercanas al oleoducto. Ella fue la persona que lanzó, en las
redes sociales, el primer llamamiento de ayuda.
Y la ayuda y la solidaridad llegaron, desbordando todos los
pronósticos; convirtiendo esta lucha en un tema de interés a nivel
internacional. Una difusión a la que han ayudado personajes públicos
como la actriz Shailene Woodley (protagonista de la saga Divergente),
que ha estado en la primera línea de las protestas contra las obras. El
actor Leonardo Dicaprio mostró en Twitter su solidaridad con los sioux
en su lucha por sus tierras y su agua. Y el senador Bernie Sanders, que
participó en una protesta en contra del oleoducto en frente de la Casa
Blanca y manifestó que “el Dakota Access Pipeline tiene que pararse. Se
tienen que respetar los derechos de los nativos americanos. Y tenemos
que transformar nuestros sistemas de energía, alejándonos de los
combustibles fósiles”. Posición que también defiende la histórica
activista y escritora Winona Laduke, que ha acudido a la zona. “Podemos
pasarnos toda la vida luchando contra un oleoducto tras otro y tras
otro, pero alguien tiene que enfrentarse al problema de verdad. Ya es hora de dejar atrás los combustibles fósiles”.
Y del primer campamento, establecido el 1 de abril en el Oceti
Sakowin Camp de Cannonball, a los cuatro campamentos que hay en la
actualidad, donde ya se cuentan más de 8.000 personas. Y
sumando.“Es increíble la unidad entre toda la gente que ha venido, de
todas las naciones tribales, de grupos ecologistas, aliados no-nativos,
gente de otros países...”, comenta LaDonna, emocionada por la respuesta
recibida. Muchos de ellos han viajado miles de kilómetros: hay miembros
de cientos de naciones tribales de Estados Unidos, gente de pueblos de
Latinoamérica, y hasta hay una representación de activistas hawaianos
que han cruzado el Pacífico para estar al lado de los protectores, como
la cantante Hawane Rios y su madre, la líder espiritual y cultural Pua
Case.
Al lado de los carteles con las frases más reivindicadas –“Mni
Wiconi” (el agua es vida, en idioma dakota/lakota/nakota) y “Somos
protectores, no manifestantes”– ondea la bandera de las barras y
estrellas al revés, en señal de sufrimiento y protesta, y los cientos de
estandartes de las diferentes naciones tribales. “Las tribus están uniéndose y trabajando juntas, incluso
algunas que han sido enemigas hasta ahora. Es histórico”. Comenta la
activista Malia Hulleman, que hace semanas que está en el campamento, y
que fue arrestada por protestar en la zona de las obras. “La gente está
viviendo de forma comunal, y ¡funciona! Aquí, el dinero y las cosas
materiales no se necesitan”. Unos campamentos donde se vive en
comunidad, organizando la comida que llega de donaciones, con una
escuela y actividades para los niños, donde se celebran ceremonias
religiosas tradicionales, asambleas, talleres, conciertos...
Pueblos ignorados
La empresa que lleva a cabo el proyecto, la texana Energy Transfer
Crude Oil Company, LLC, asegura que los oleoductos son la forma más
segura de transportar el petróleo, y que el proyecto supera con creces
todas las regulaciones de seguridad y de medio ambiente, por lo que
consideran como infundadas todas las preocupaciones.
Pero son muchas las voces que ponen en duda la idoneidad de los
oleoductos, y a los datos se remiten: desde 1995 ha habido más de 2.000
accidentes importantes en tuberías de petróleo y gas, todos ellos con
efectos devastadores. Y, sin ir más lejos, este mismo mes de septiembre,
en el Estado de Alabama, se derramó más de un millón de litros de
gasolina. A la vista de lo cual Malia Hulleman considera que “la pregunta no es si la tubería se romperá, la pregunta es: cuándo pasará. Y lo peor es que las compañías lo saben; si no, ¿por qué cambiaron el recorrido de Bismark a Cannonball?” Y en cuanto a las alegaciones de la posible destrucción de
cementerios y sitios sagrados, la empresa afirma que hay múltiples
estudios arqueológicos que demuestran que no hay sitios importantes
afectados.
Otro hecho que indigna a los nativos americanos es que, otra vez, se han tomado todas las decisiones sin consultar
a la nación que allí reside, ignorando los tratados con las naciones
indias y las normas internacionales. Y así lo ha indicado recientemente
el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas,
que considera que se está violando el artículo 19 de la Declaración de
los Derechos de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas, que reza
que “los Estados celebrarán consultas y cooperarán de buena fe con los
pueblos indígenas interesados por medio de sus instituciones
representativas antes de adoptar y aplicar medidas legislativas o
administrativas que los afecten, a fin de obtener su consentimiento
libre, previo e informado”.
Y las acciones de solidaridad y protestas siguen. Desde
concentraciones en lugares del mundo tan alejados como Japón, Australia o
Francia, a grupos de corredores que han recorrido cerca de 3.000 kilómetros hasta Washington DC para entregar 160.000 firmas al Gobierno, o marchas de cientos de nativos a caballo.
En la primera línea del frente, en la zona de las obras, las
protestas se han llevado a cabo de forma pacífica: sentadas para no
permitir el paso de camiones y máquinas excavadoras, activistas
encadenados a estas máquinas... La respuesta de la policía y los
guardias de seguridad que vigilan que las obras se puedan llevar a cabo
no ha sido tan pacífica y, de momento, han utilizado perros, dejando varias personas heridas, y gas pimienta. Y, en las últimas semanas, se ha arrestado a varias decenas de activistas.
La acciones legales de la tribu han conseguido que, el pasado 16 de
septiembre, un tribunal de apelaciones ordenase parar las obras
temporalmente, mientras se valoran las reclamaciones de los sioux de la
reserva respecto a que el proyecto puede dañar tierra sagrada. Y, aunque
en el momento se consideró como una victoria, fuentes del lugar
aseguran que las obras continúan en algunos puntos. Y, además, se es
consciente de que queda mucho trabajo para ganar la batalla. “La
tribu sioux de Standing Rock continuará explorando todas las opciones
legales, legislativas y administrativas para parar la construcción del
oleoducto Dakota Access”, asegura David Archambault II, jefe de la
tribu. En Standing Rock todos lo tienen claro: “No descansaremos hasta
que nuestras tierras, nuestra gente, el agua y los sitios sagrados estén
permanentemente protegidos.”
2 comentarios:
Hola, ayer dijeron que de momento han conseguido parar la construccion del oleoducto. Esperemos que sea asi para siempre.
A ver si es verdad compañero. La verdad es que esta lucha, además de nuestra atención, nos ha suscitado muchos sinsabores como la utilización de los derechos de los indígenas a sus "tierras sagradas", hemos visto ahí cierto racismo, como si los no indígenas (si es que podría llamarse así) no necesitaran la tierra y el agua para vivir, o no tuvieran tradiciones que respetar; como la utilización de los famosos; de los políticos; de la alternativa del desvío del oleoducto... Seria una lucha para analizar detenidamente. Gracias por participar. Un saludo
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