Ante todo lo primero que queremos
decir es que condenamos al fascismo y al totalitarismo sea cual sea su forma y
su color político. Algo que no se hizo ayer en las “II Jornadas para la protección
del Patrimonio de la Guerra Civil”, o al menos no nos dimos cuenta. Reconocemos
la labor de investigación y de recuperación que ha hecho la “Asociación para la
Recuperación de la Memoria Histórica del
Alto Palancia” pero creemos necesario exponer nuestra visión en algunos
aspectos.
Estas Jornadas empezaron ya con
el discurso de que no eran unas Jornadas políticas. Esto se dice desde una asociación
que lleva en su logotipo una bandera republicana y que se declara como tal.
Está claro, la Guerra Civil es algo que ya pasó pero que sigue teniendo
relación con el presente y en este país, le pese a quien le pese, para muchos
la herida sigue abierta. Ver la Guerra Civil como algo pasado sin relación con
el presente, y despolitizarla, no es algo para lo que creemos que sirva la
memoria histórica. La historia tiene que ser maestra de la vida y tiene que
haber una reflexión y una profundización de las causas del conflicto y no despolitizar,
desde una supuesta objetividad que no existe, la historia. Tratar nuestra
historia como algo cerrado y alejado de la realidad social actual no es memoria
histórica. Lo único que hace es confundir aún más, desconectarla de la sociedad
y de nuestro presente.
En las Jornadas de ayer se mencionó
en varias ocasiones la palabra “venganza”, “no queremos venganza”. Está claro
que no queremos venganza, si se ha exigido algo ha sido reparación, no una revancha
ni una venganza. Encima parece que nos tengamos que sentir culpables de que se
haga justicia. En este país hubo una “transacción” en la que el franquismo dejó
entrar a la oposición en la maquinaria del estado. La ley de amnistía del 77 parece
ser que lo solucionó todo. Amnistió a los torturadores, no permitió que nadie
pagara por sus crímenes mientras los luchadores del bando republicano se
comieron años de fusilamientos, de cárcel y de exilio. Somos el país con mayor número
de desaparecidos después de Camboya pero despolitizamos la guerra y no abrimos
la herida. Mientras nuestros políticos ponen ejemplos europeos para todo, para
esto callan, ¡ejemplos de reparación de las víctimas no por favor!. Aquí el
franquismo no hay sido juzgado, la derecha no quiere reabrir la herida, pero es
que la izquierda tampoco, prefiere recuperar patrimonio para comerciar con él.
La utilización que se está
haciendo de la memoria histórica cuando no ha habido reparación ni condena del
franquismo es algo que debe hacernos reflexionar. ¿En realidad la memoria
histórica para qué sirve? Estas Jornadas no eran para reflexionar en colectivo sobre
la memoria si no para ponerla en valor. Hoy todo se tiene que poner en valor, está
de moda. Si algo no se pone en valor, si no se le extrae un rendimiento
económico esta avocada al fracaso. Ya no se trabaja por la recuperación de la
memoria sino por la recuperación del patrimonio y la creación de una marca: La
marca de la Batalla de Levante. Recuperamos nuestra historia para venderla al
turismo. Despolitizándola venderá más, ya que “no queremos molestar a nadie”.
Pero es que en las jornadas de
ayer se dio un paso más. En la Vilavella en la recuperación de que se ha hecho
del Patrimonio se ha colocado una placa para todos los combatientes. Como si
los combatientes del bando fascista no hubieran recibido suficientes homenajes
a lo largo de todo el franquismo. Pero es que eso no es todo, la presentación
del libro “Italianos en la Batalla de Levante. Operazione Levante” se presentó
como un homenaje a los italianos que vinieron a luchar en la guerra. Estamos a
favor de la investigación pero de ahí a ser un homenaje pues la cosa cambia. La
asociación explicó que este libro se presentaba porque también era memoria
histórica. Eso no lo dudamos, lo que cuestionamos es el homenaje. Si todo esto
no lo cuestionamos ayer en público es porque este debate parecía estar ya
superado y allí no se esperaba un debate sobre la memoria histórica ni sobre la
Guerra, sino para la recuperación del patrimonio.
Se está produciendo una historia
que no quiere molestar a nadie cuando el franquismo ideológico aun subyace en
nuestra sociedad. Las novelas y muchos de los libros que se están publicando y
Jornadas como estas nos están presentando la guerra como una guerra entre
hermanos, como si los dos bandos fuesen igual de culpables o de inocentes. Walter
Benjamin dijo “Quien no pueda tomar partido, debe callar”. Hoy parece que
callen los que toman partido y se posicionan. Nosotros seguiremos tomando
partido y reconociendo la lucha de aquellos que se enfrentaron contra el
fascismo y lucharon por la libertad.
Santiago Fernández
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