"Impondrían su voluntad a todos los hombres y a todas las cosas aunque les fuera la vida en ello.[...] Aunque matara a mil de ellos, se levantarían como las arenas del mar y se lanzarían sobre él cada vez en mayor número. No sabían entender la derrota. Ese era su defecto y esa era su virtud. Y ahí era donde fracasaban los de su propia raza. Ahora comprendía al fin cómo un puñado de predicadores de la palabra de Dios y de la palabra del ron se habían apoderado de todas sus tierras. Era porque..."
Koolau el leproso. Jack London.
Cuando en 2015
Capitan Swing editó en castellano “El corazón de todo lo existente”,
de Tom Clavin y Bob Drury, enseguida me interesé por el libro hasta que en
marzo de 2016, después de ver la película El
renacido, lo leí. Yo tenía la versión idílica de los indios de la película Bailando con lobos, y este libro fue
para mí como si me echaran un jarro de agua fría. A través del cine western
siempre hemos recibido una imagen muy peyorativa de los indios. Pocas películas
han relatado con veracidad la realidad india pero no nos engañemos, el cine
sirve a unos intereses y pocas películas históricas están estrictamente ceñidas a la realidad. El corazón
de todo lo existente trata sobre la historia de Nube Roja y su pueblo vista desde una
perspectiva india, algo que en pocas ocasiones se hace y por ello este trabajo
me ha parecido sumamente interesante.
Nube Roja y los suyos fueron los únicos indios de la historia en derrotar al Ejército de los EE.UU en una
guerra, obligando al Gobierno a procurar la paz bajo los términos impuestos por los indios. En la cima de su poder, los sioux llegaron a reclamar el control
sobre una quinta parte de lo que seria los Estados Unidos gracias a un ejército
de miles de guerreros.
Cuando los
europeos llegaron a Norteamérica lo que se encontraron fue una serie de tribus nativas
enfrentadas entre sí. En un principio estas no representaron ningún peligro
para los blancos ya que estaban más preocupadas en sus antiguas guerras que en
prestar atención a la invasión que estaban sufriendo desde el otro lado del
océano. En un principio las únicas molestias que pudieron tener los blancos con
los indios fueron saldadas con el pago de un peaje por el paso por sus tierras
en forma de café, azúcar, whisky… pero con el tiempo, y con la continua
conquista del oeste y el establecimiento de cada vez más rutas y puestos
comerciales, la cosa se fue poniendo más seria.

En la
conquista del oeste se cometieron barbaridades en nombre del “progreso” y la
“civilización”. Hicieron una masacre tanto de castores como de búfalos mientras
iban arrinconando cada vez más a los nativos acabando con sus alimentos y haciendo
sus vidas cada vez más difíciles mientras les exigían respeto. En el nuevo sistema
que se estaba imponiendo la domesticación de la naturaleza, como una mercancía
más para obtener un rendimiento económico, era algo esencial. El arrinconamiento
que se hizo de los nativos, la degradación de sus estilos de vida y la domesticación
de la naturaleza es algo que se sigue haciendo en la actualidad tanto con otras
tribus indígenas como con otras especies de animales, en más o menos, las
mismas condiciones, exigiendo de aquellas respeto y comprensión hacia la ola
destructiva y “civilizatoria”. El general William Tecumseh Sherman dijo: “No vamos a dejar que unos pocos indios
ladrones y andrajosos frenen y detengan el progreso. Tenemos que actuar con ánimo
serio y vengativo contra los sioux, incluso hasta lograr su exterminio:
hombres, mujeres y niños”. En nombre del progreso se cometen barbaries
mucho peores y más a gran escala de las que dicen combatir.
En un
principio los nativos comerciaron con los nuevos colonos pero poco a poco
diversas tribus empezaron a tomar conciencia y a rechazar estos intercambios.
Durante unos años se aislaron y experimentaron un florecimiento de su antigua
cultura pero hubieron otras que empezaron, cada vez más, a depender de los
nuevos colonos. Las primeras tomaron una gran conciencia de las mentiras de los
colonos y hartos de promesas incumplidas y conscientes de que todos esos
tratados solo eran estrategias de aquellos para acabar con sus formas de vida y
exterminarlos decidieron hacerles frente. Como dijo Nube Roja: "El hombre blanco me hizo muchas promesas, pero solo cumplió una. Prometieron quitarme mi tierra, y me la quitaron".

Pero su
triunfo en la guerra no significó el respeto hacia sus formas de vida ya que la
“civilización” seguía engulléndolo todo, tenía demasiado poder y demasiados
frentes por los que podía llegar a realizar sus pretensiones. La lucha contra
todo ello no dependía de lo militar exclusivamente y eso Nube Roja acabó comprendiéndolo
viendo como “Ahora nos estamos
derritiendo como la nieve en las laderas, mientras que ustedes están
creciendo como la hierba de primavera”. A
pesar de haber ganado Nube Roja acabó en una reserva india, pero esa historia
la dejo para quien quiera leer el libro. Salud
Santiago
Fernández
1 comentario:
Como destripas los libros, santiaguín!!. (je-je).
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