José Peirats a su vuelta del exilio con compañeros de la Vall d´Uixó en 1988. Entre ellos el anarquista valenciano Progreso Fernández |
Hoy hace 28
años que José Peirats el “Herodoto de la
CNT” murió en la playa de Burriana. Ochenta y un años de lucha
incansable de este anarquista que se convirtió en “el ladrillero más publicado del mundo”. Para recordarlo a él, y
hacer memoria, hemos escrito estas breves líneas extraídas del libro que Chris
Ealham presentó este año en Segorbe y en Vall d´Uixó “Vivir la anarquía. Vivir la utopía. José Peirats y la Historia del
Anarcosindicalismo Español”. Imposible resumir en un articulo toda la vida
y obra de este compañero, nos dejamos muchas cosas en el tintero por ello esto
es también una incitación a leer el libro, y todos los demás escritos por
Peirats, para acabar con la desmemoria que incluso en nuestros propios ambientes
tanto abunda.
Nacido en la Vall d´Uixó en 1908
José formó parte de todos aquellos desheredados, maltratados por la Historia,
que tuvieron que emigrar a Barcelona a principios del s.XX escapando de la miseria a la que los habían condenado. Allí, además, conocieron la represión de las autoridades por lo que la
conciencia de la clase proletaria se acentuaba aun más en detrimento de la de sus
explotadores. En ese ambiente incómodo, Peirats, como muchos otros, empezó a
frecuentar Ateneos y a desarrollar una nueva conciencia a través de todas las
actividades culturales que se desarrollaban al margen del sistema. Unido a todo ello la
lectura se convirtió en el “vicio” que le llevo a ser administrador del
semanario Tierra y Libertad de la
FAI, fue encargado del periódico clandestino FAI, en 1934 trabajo en Solidaridad
Obrera con 26 años de edad…etc. Fue un defensor acérrimo de la democracia
interna anarquista, que siempre había caracterizado tanto a la CNT como a la FAI ,enfrentándose a todos aquellos, tanto revolucionarios como reformistas, que se
saltaban todos estos procedimientos.
Durante la Revolución
Española formo parte junto a Felipe Aláiz del diario Acracia de Lleida, desde donde combatieron la contrarrevolución,
formó parte del periódico Ruta de las
Juventudes Libertarias y escribió en varios periódicos críticos con la deriva
estatista y contrarrevolucionaria a la que estaban llevando a la CNT-FAI sus
élites. Después de amenazas y coacciones diversas, para que dejara de defender
las ideas y los procedimientos de aquellos que las habían abandonado, se refugió
en la 26 División “en busca de la muerte”.
Después de la
guerra pasaría a Francia rechazando favoritismos, que podría haber utilizado
como muchos de los compañeros a los que estaba enfrentado hicieron, para no
acabar en los campos de concentración. Tras una vida de semipobreza ahora conocería
la pobreza extrema. Después de un periplo por tierras americanas, de más
amarguras y sinsabores, volvió a Francia donde en 1947 fue elegido secretario del
Movimiento en el II Congreso del MLE-CNT donde combatió la alarmante burocratización que se había llevado a cabo en la organización por parte de Federica
Montseny y Germinal Esgleas en lo que se convirtió como él dijo “el más terrible año de mi vida como
militante”. Entró en España clandestinamente para informarse de cómo estaba
la situación del movimiento en el interior convirtiendose en el único secretario
del la CNT en el Exilio en hacerlo.
En el III Congreso
fue reelegido como secretario pero lo rechazó mostrando una vez más su
compromiso con sus ideas y con el rígido código ético que siempre defendió.
Para él no se debía desempeñar dos mandatos consecutivos para no aferrarse al
cargo y así acabar con la burocratización
y los personalismos. Liberado ya del cargo empezó con la investigación de su
obra magna La CNT en la Revolución
Española a la que le dedicó todo su tiempo llegando a compartir cama con
un compañero y a vestirse con la ropa usada donada por otro.
Volvió a
aceptar otra vez el puesto de secretario del MLE-CNT haciendo otra vez frente a
Esgleas-Montseny e intentando la reunificación del movimiento. En 1951 hubo una
ola represiva contra los anarquistas por lo que fue encerrado y torturado por
el Estado francés dejándolo muy tocado para el resto de su vida. Cuando fue
puesto en libertad, y se liberó otra vez de su puesto de secretario, volvió a
ponerse a trabajar para acabar el segundo y tercer volumen de La CNT. Siguió escribiendo y trabajando
para el Movimiento y combatiendo a los expropiadores y a los burócratas de la CNT. Harto de las
derivas a las que se llevaba al movimiento acabó abandonándolo tras 43 años en
él. Poco después en una de las purgas de Esgleas fue expulsado.
Con la vuelta del exilio a España sus
esperanzas en el movimiento no fueron a mejor aunque siguió en él colaborando
en el mitin de valencia, en el de Montjuïc y en las Jornadas Libertarias
Internacionales pero se daba cuenta de que “la
CNT no iba a renacer como el ave fénix como una organización de masas de la
misma manera que ocurrió en su juventud después de la dictadura de Primo de
Rivera”. Al final consiguió acabar sus días en la Vall d´Uixó el pueblo que
le vio nacer.
Cecilio Rodriguez
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