
Centrémonos en su obra "Ensayos. Interpretaciones y pronósticos". Este volumen reúne un conjunto de escritos o ensayos poco conocidos de Mumford, que nos acercan al centro neurálgico de su pensamiento. Cierto es que en este libro deja de lado sus escritos sobre urbanismo o arquitectura (que son valiosos...), lo que no es ningún problemas pues en estos ensayos sintetiza el conjunto de sus múltiples interpretaciones, que no hay que olvidar, acaban formando una cosmovisión. En la primera mitad del libro analiza las grandes personalidades de la historia, para lo bueno o para lo malo, desde Emerson, Melville, Thoreau o Jesús, a Kepler, Bacon o Rousseau, sin dejarnos el interesante y sorprendente paso que hace por el pensamiento de Marx o de William Morris. Pero si algo conmueve de Mumford es su papel como evaluador de la tecnología. A lo largo de toda la obra podrás encontrar interpretaciones como esta:
Mark Twain alababa la máquina de escribir porque prometía ahorrar papel, pero hubiese sido igual de justo condenarla porque aumentaba la tentación de desperdiciarlo. Nadie ha hecho un balance cabal de las ganancias y las pérdidas que aportó esta exhuberante tecnología, y es muy posible que nadie lo haga nunca.
Este es un ejemplo que resume a la perfección el pensamiento de Mumford con respecto a la tecnología, pues él creía necesario hacer un balance de todas la máquinas que tenemos implantadas para ver si deben ser toleradas o simple y llanamente olvidadas y apartadas de nuestro día a día. En su defensa de la "vida buena" se apoya en algunos predecesores de la crítica a la industria como es el caso del magnífico William Morris. De él decía:
Morris era el enemigo natural de un sistema económico que estaba reduciendo todo trabajo a una berga monótona sometida al ritmo de la máquina, matando de hambre a los obreros, encerrándolos en feas pocilgas abarrotadas, atrofiando las mentes y los cuerpos de los niños, polucionando la tierra y envenenando el aire...
En el libro encontraremos la crítica sin concesiones a una técnica basada en la automatización y la estandarización para la producción en masa. Allá por la década de los 50 y 60 del siglo pasado abanderó la defensa de un cambio de civilización, dónde lo importante no fuesen los criterios técnicos y mecánicos, sino los biológicos y humanos. Nunca en la historia una crítica de ese estilo ha sido tan necesaria como en el momento actual.
Miguel Rivas. Colaborador de El eco del Palancia.
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