Magnífica aportación la que nos brindaba
José Antonio Labordeta en su ya mítico Un
País en la Mochila, concretamente en el capítulo referido a la comarca zamorana de
Aliste. Nuestro paisano “anarco-burgués” maño nos presenta dicha comarca con el
tono amigable y sincero que caracterizó su hazaña épica por la España rural. El
que fuera un beduino en el congreso de los diputados nos remite al sonido del
silencio, al terruño, a nuestras raíces, a un encuentro con nuestro pasado más inmediato.
Paralelamente, precisamente de
Aliste, y más en concreto de sus costumbres comunales, nos habla el texto de
cabecera que la redacción editorial de nuestra querida revista de crítica y
análisis en torno a la destrucción del territorio, Raíces, ha elaborado para abrir boca en su Habitar lo común.
En este interesante artículo
encontramos un detallado estudio de las cuestión comunal en nuestro pasado
reciente intentando incidir en el cómo y el por qué ese mundo convival y
campesino, coincidente en todo el panorama rural ibérico, también nuestra
comarca, sucumbió ante el ideal de Progreso y de Modernidad.
Muchas de las causas radicaron en
el abrazo de unas gentes, acostumbradas al esfuerzo y la mera supervivencia, a
otro mundo que de alguna manera venía a poner ciertas facilidades, por
expresarlo de manera superficial, en lo que se obviaba lo que supone una
verdadera comunidad consciente de su necesidad de apoyo mutuo para salir
adelante. Como ellos nos preguntamos, ¿fue suficiente razón para dar la espalda
a un mundo articulado en torno a la convivencia vecinal y el apoyo recíproco?
Realmente las tareas así lo exigían, pero nos resistimos a pensar que esta
fuera su único motivo. Las gentes, sacando lo mejor de si mismas se juntaban
para trabajar, festejar, ritos religiosos y paganos, como los compañeros
extremeños expresan, “miembros de una generación que ha vivido a caballo entre
dos mundos: el antiguo, que obligaba a sus miembros a batallar contra la
permanente austeridad material pero que ofrecía un mundo social repleto de valores
nobles y de gran humanidad; y el contemporáneo, que introdujo las posibilidades
técnicas y económicas necesarias para escapar de la extrema necesidad, eso sí,
a cambio de vender el alma de sus pueblos al dinero, el éxodo y la atomización
de los sujetos.”
Y es que efectivamente el llamado
bienestar se introdujo en sus vidas poniendo lo económico en el centro de la
cuestión social, mientras el ocio
masificado, la mercantilización de todo y la homogeneización de las culturas,
el lenguaje, etc., eclipsaban nuestras identidades, con todo lo que esto
conlleva.
Así pues, el texto, como el
documental, vienen a recoger toda una serie de usos comunales como eran los
hilandares, el ir a lobos, el ir a concejo, muchos de los cuales nos recuerdan
necesariamente a nuestras espanojás, nuestras dulas, nuestros toques de
campanas…y otras que descubriréis en estos interesantes documentos.
El texto lo podéis encontrar en
el Ateneo Libertario Octubre del 36, el documental en el siguiente enlace:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/un-pais-en-la-mochila/pais-mochila-aliste/490061/
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