"Pese a las continuas informaciones de que la antena no estaba en funcionamiento, la tarde que tuvo lugar la charla descubrimos gracias a un medidor de alta frecuencia que sí lo estaba. Las mediciones cerca de la antena que realizamos daban valores muy elevados que contrastaban con otras zonas del pueblo donde estos eran muchísimo más bajos. Incluso se localizó un lugar donde la radiación llegaba a 20.000 µW/m² y el aparato dejó de medir porque no tenía suficiente capacidad. Recordemos que las norma europeas DIN VDE 0848 establece una densidad de flujo máxima de 500 µW/m² para las frecuencias de telefonía móvil, pero estudios independientes rebajan esta cifra a unos 30 µW/m² para adultos y 3 µW/m² para niños. Si no es responsable Vodafone, es que algún vecino tiene algo raro escondido en casa... La realidad es que existe una fuerte contaminación electromagnética que está afectando a muchos vecinos y vecinas y lo más probable es que no sean conscientes del peligro que esto puede conllevar".
Los vecinos deben dejar de lado la fé que tienen en los políticos locales sí quieren saber la verdad. Hay que ir ganando autonomía en cuestiones tan importantes autoorganizándonos, ya que siempre se considera que con la queja/reivindicación los políticos actuaran en beneficio de todos. Y esto no es así, es mucho más complicado. La lucha, si quiere ser efectiva, debe de servir para adquirir conciencia de que los problemas los podemos resolver nosotros/as mismas. Hemos de imaginar diferentes formas de enfocar la práctica que conduzcan a la resolución directa del conflicto. Esto es autonomía, el resto es un callejón sin salida.
Miguel Rivas. Colaborador de El Eco del Palancia.
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