domingo, 14 de octubre de 2012

Nos adentramos en el otoño, aparecen las setas...


Llegan las setas. Esperamos que estas  últimas lluvias nos proporcionen una buena temporada y podamos disfrutar de esta fantástica tradición, con tranquilidad y sosiego. Ciertamente, en los últimos años existe una tendencia un poco viciada por el  abuso generalizado a la hora de recoger alguna variedad como los rebollones (sobre todo), poco respeto, mentalidad mercantil y un proceso de turismo gastronómico que no ha todos nos gusta.
Aun con todo, la recogida lógica y sostenible de estos hongos no se debe perder...




Nos adentramos en otoño, un otoño atípico, un tanto diferente a lo que estábamos acostumbrados debido a las temperaturas, pero observamos como las hojas de los arboles empiezan a amarillear y poco a poco se secaran hasta cubrir nuestros montes.  Las temperaturas tienen que empezar a bajar,  vamos con retraso pero el proceso es inevitable. Las escasas lluvias de este verano no ayudan a nadie de los  que basan su existencia en apropiarse de lo que la naturaleza nos ofrece. La sequía esta convirtiéndose en un verdadero problema para muchos de nuestros pueblos del Palancia, la escasez de este bien común provoca incertidumbre, ya que muchos productores no saben si podrán mantener sus cultivos hasta la próxima cosecha. Si a esto le añadimos el panorama generado por el último incendio, nos encontramos con una situación difícil de digerir.

Aun con todo, ahora llegan las setas. Esperamos que estas  últimas lluvias nos proporcionen una buena temporada y podamos disfrutar de esta fantástica tradición, con tranquilidad y sosiego. Ciertamente, en los últimos años existe una tendencia un poco viciada por el  abuso generalizado a la hora de recoger alguna variedad como los rebollones (sobre todo), poco respeto, mentalidad mercantil y un proceso de turismo gastronómico que no ha todos nos gusta ( caminos que parecen parkings de automóviles, seteros con rastrillos sin ningún tipo de escrúpulos, y demás imágenes que debemos combatir para que no se reproduzcan como en años anteriores).  

Por el contrario, la recogida lógica y sostenible de estos hongos no se debe perder,  es bueno aprender a reconocer, ampliar el número de  especies ya conocidas,  y tratar al monte como el nos trata, con reciprocidad, cogiendo solo lo que necesitamos y evitar en la medida de lo posible interrumpir  los procesos vitales que en la montaña se desarrollan. 

La comarca esta cambiando, no hace mucho la gente no salía de las 3 o 4 especies bien reconocidas, y esto unido a la posibilidad de intoxicación que existe al consumir alguna especie fácilmente confundible, las convirtieron durante años en grandes desconocidas. Ahora, cada vez más gente las reconoce y se desarrolla un proceso de comunicación de los saberes, más que sano. Rebollones, setas de cardo, de llatonero, de chopo, bolétus de diferentes tipos, amanitas, rebozuelos, macrolepiotas… 

Nuestras sierras no deben tardar en dar lo que todo el año llevan acopiando y que nosotros disfrutemos de manera sana de esta tradición, es lo que naturaleza espera…no le fallemos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fantástico artículo que pone de manifiesto algunos de los problemas con los que nos encontramos los que todavía tenemos algo de respeto por lo que el monte alberga. Para los desamparados con rastrillos y usurpadores, hagamosles saber lo que hay con voz propia.