
Llegan las setas. Esperamos que estas últimas lluvias nos proporcionen una buena temporada y podamos disfrutar de esta fantástica tradición, con tranquilidad y sosiego. Ciertamente, en los últimos años existe una tendencia un poco viciada por el abuso generalizado a la hora de recoger alguna variedad como los rebollones (sobre todo), poco respeto, mentalidad mercantil y un proceso de turismo gastronómico que no ha todos nos gusta.
Aun con todo, la recogida lógica y sostenible de estos hongos no se debe perder...
Nos adentramos en otoño, un otoño atípico, un tanto
diferente a lo que estábamos acostumbrados debido a las temperaturas, pero
observamos como las hojas de los arboles empiezan a amarillear y poco a poco se
secaran hasta cubrir nuestros montes.
Las temperaturas tienen que empezar a bajar, vamos con retraso pero el proceso es
inevitable. Las escasas lluvias de este verano no ayudan a nadie de los que basan su existencia en apropiarse de lo
que la naturaleza nos ofrece. La sequía esta convirtiéndose en un verdadero
problema para muchos de nuestros pueblos del Palancia, la escasez de este bien común provoca
incertidumbre, ya que muchos productores no saben si podrán mantener sus
cultivos hasta la próxima cosecha. Si a esto le añadimos el panorama generado
por el último incendio, nos encontramos con una situación difícil de digerir.
Aun con todo, ahora llegan las setas. Esperamos que estas últimas lluvias nos proporcionen una buena
temporada y podamos disfrutar de esta fantástica tradición, con tranquilidad y
sosiego. Ciertamente, en los últimos años existe una tendencia un poco viciada por
el abuso generalizado a la hora de
recoger alguna variedad como los rebollones (sobre todo), poco respeto,
mentalidad mercantil y un proceso de turismo gastronómico que no ha todos nos
gusta ( caminos que parecen parkings de automóviles, seteros con rastrillos sin ningún tipo de escrúpulos, y demás imágenes que debemos combatir para que no se reproduzcan como en años anteriores).
Por el contrario, la recogida lógica y sostenible de estos
hongos no se debe perder, es bueno
aprender a reconocer, ampliar el número de especies ya conocidas, y tratar al monte como el nos trata, con
reciprocidad, cogiendo solo lo que necesitamos y evitar en la medida de lo posible interrumpir los procesos vitales que en la montaña se desarrollan.
La comarca esta cambiando, no hace mucho la gente no salía
de las 3 o 4 especies bien reconocidas, y esto unido a la posibilidad de
intoxicación que existe al consumir alguna especie fácilmente confundible, las
convirtieron durante años en grandes desconocidas. Ahora, cada vez más gente
las reconoce y se desarrolla un proceso de comunicación de los saberes, más que
sano. Rebollones, setas de cardo, de llatonero, de chopo, bolétus de diferentes
tipos, amanitas, rebozuelos, macrolepiotas…
Nuestras sierras no deben tardar en
dar lo que todo el año llevan acopiando y que nosotros disfrutemos de manera
sana de esta tradición, es lo que naturaleza espera…no le fallemos.
1 comentario:
Fantástico artículo que pone de manifiesto algunos de los problemas con los que nos encontramos los que todavía tenemos algo de respeto por lo que el monte alberga. Para los desamparados con rastrillos y usurpadores, hagamosles saber lo que hay con voz propia.
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