miércoles, 14 de noviembre de 2012

Pacharanes... y otros frutos silvestres olvidados.

Saboreo el preciado gusto de una níspola, todavía me deja la boca algo aspra pero merece la pena, lo que me invita a pensar sobre la dejadez y el abandono que sufren la recolección tanto de este fruto silvestre como de tantos otros. Es el fruto del níspero (Mespilus germánica), no del corrientemente cultivado (Eriobotrya japonica), y ha dado lugar a numerosas historias de chiquillos robándolas por las huertas. Hoy ni para los mayores ni para los pequeños tiene valor.

Resulta penoso ver como una realidad tan cercana pasa desapercibida ante nuestros ojos, lejos de lo que no hace mucho fue una labor habitual aunque secundaria. La misma suerte corren las caicavas, fruto del popularmente conocido como llatonero, que de críos cogíamos para, después de comidas, tirar el hueso con el tirachinas (de esos más modernos de cuello de botella y globico). Las ancerollas y su acidez, los alborsos que hoy decoran las medianeras de las autovías como ejemplo de nada. Las moras, que tanto gusto da comerlas, o los piñones, adquiridos a precio de oro en el comercio.

No hablemos ya de las nebrinas, fruto del enebro, recolectadas en otoño y con propiedades sudoríficas, cefálicas y antihistéricas; o de otras.
Por suerte no para todos es así, por lo que tomando el que probablemente sea más desconocido en el Alto Palancia, pero no por ello menos abundante en el bajo Aragón, me refiero a las endrinas, arañones o pacharanes, remitimos la receta del preciado pacharán.

Ingredientes: Anís, endrinas, café en grano, canela.

Tan simple como sus ingredientes resulta la elaboración del pacharán, eso sí, los hay que tienen su particular modo de medirlo hasta el detalle que posiblemente opinen lo contrario, pero lo único que tenemos que hacer es adquirir el anís en una bodega y disponernos a introducir las endrinas. Para esto también hay multitud de opiniones (250gr. por litro, un tercio de la botella, un puñadico…), al final todas ellas válidas; y de los ingredientes, desde quien añade granos de café (4 0 5 por litro), una ramica de canela, manzanilla, etcétera, hasta quien no le añade nada Lo importante es que nos guste y ya ahí ir variando según la intención. Hay quien mezcla anís dulce y anís seco, quien deja las endrinas hasta el final, quien lo cuela, quien lo toma pasados seis meses, y hasta quien espera un año, meneándolo, eso sí, cada semana o 15 días aproximadamente y conservándolo en un lugar fresco y oscuro En todos los casos el resultado es el mismo, un pacharán inmejorable, y el aprovechamiento de un fruto silvestre que de no continuar siendo así de interesante, correrá la misma suerte que los anteriores, la de su desaparición, si no la de su existencia, sí la de su uso en la mentalidad y el día a día de la gente.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Según tengo entendido también se puede hacer licor de caicaba, de la misma manera que se hace el pacharán. No se las cantidades exactas pero estaría bien probar porque no debe de ser muy difícil.

Anónimo dijo...

Que interesante, no sabía de las propiedades de las endrinas como las antihisteicas. ¿Sabeís cual sería la forma de prepararlas para poder disfrutar de los beneficios de este fruto?

Anónimo dijo...

consigue buenas endrinas de temporada en vmnatural@hotmail.com

Unknown dijo...

Se te han olvidado los chinclos y las ancerollas.
Un saludo

Unknown dijo...

Otra fruta deseada la figa palera o flor de higo chumbo, eso si teníamos que quitarle las pinchas, Ja, ja.

Unknown dijo...

me gustaría saber las Propiedades de la caicaba