Panorámica de la movilización en Valencia. |
Por suerte parece que van perdiendo credibilidad día tras día y poco a poco la gente se decanta por propuestas autónomas, de base o sindicalismo alternativo. Hay que recordar que como sindicalismo profesional que son, están utilizando la nueva reforma laboral para con sus plantillas y despiden a sus trabajadores con indemnizaciones mínimas, curioso o no. También podemos observar a la derecha más rancia, con su habitual discurso confuso y populista, denunciando a CCOO y UGT con argumentos más propios de un anarcosindicalista. Los tachan de vendidos, de antiobreros, de colaboracionistas… Son hechos verídicos, pero lo tienen que decir ellos para justificar su apellido nacional SOCIALISTA. Esperamos que nadie olvide los propósitos que históricamente persiguieron estos grupos, que bajo el fascismo alardean de obrerismo. Y como último ejemplo de tan singular fauna, los que apelan a la beneficencia en el día de la huelga. No es que esté en contra de la solidaridad, pero creo que es compatible con la confrontación con el poder. De hecho a lo largo de la historia, la huelga ha sido sinónimo de solidaridad entre la clase obrera, tanto apoyando conflictos ajenos, como con cajas de resistencia. Sorprende que enfaticen con ser solidario solo el día de la huelga para contrarrestar la confrontación. Un ejemplo local insiste en comprar un kilo de arroz y entregarlo a Caritas. Buena forma de tener la conciencia tranquila y dar dinero a los empresarios.
Policía haciendo su trabajo. |
Dejando atrás la previa de la huelga, hay que tener claro que un día como este no cambia nada, no es molesto para las estructuras del poder. El sistema lleva años mutando y ha conseguido destruir los intereses comunes de clase, por una sociedad antisocial. En la que imperan los intereses individuales frente a los colectivos, en los que el consumo ha sido la razón de ser de las personas y donde se ha perpetuado el acomodamiento y ha aumentado la supuesta clase media. Hemos vivido en un mundo ficticio que poco a poco se desmorona. Pero que conserva uno de sus fines, el no ver más allá de nuestros propios intereses.
La huelga tiene todos los ingredientes para no ser efectiva. Los medios de comunicación al servicio del poder llevan tiempo desmovilizando; desde los informativos hasta las patéticas tertulias. La precariedad laboral y la coacción de los empresarios a los trabajadores es total, la huelga se convierte más que en un derecho, en un lujo que muchos no se pueden permitir. Los servicios mínimos impuestos por el gobierno y pactados por CCOO y UGT son abusivos. La flexibilidad en los contratos ha provocado que no existan lazos de unión entre trabajadores. El aumento del sector servicios fruto de la sociedad de consumo provocó ya hace tiempo un desmembramiento de la clase obrera, tradicionalmente asentada en el sector fabril y campesino. La represión del gobierno es más asfixiante que nunca, llevan tiempo atemorizando a la gente de diversas formas. Desde las reformas del código penal hasta la represión feroz por parte de la policía que nos demuestra una vez más de que lado están, por si a alguien tenía duda lo han vuelto a corroborar. Así podríamos enumerar un sinfín de acciones desarrolladas a los largo de los años y acentuadas en la actualidad por parte de los distintos gobiernos para disolver a la clase obrera y para que las convocatorias de huelga sean un fracaso.
Un antidisturbios empuja a una mujer por las escaleras del metro. |
En resumen, la jornada se ha saldado con multitudinarias manifestaciones a lo largo del estado, pero para que la huelga sea efectiva tiene que alargarse en el tiempo, un parón de 24h sigue siendo insuficiente. Aún así la jornada como una forma de lucha más es positiva porque refuerza el espíritu colectivo. Es un camino largo, que no fructifica de la noche a la mañana pero ya es bastante resucitar poco a poco el cadáver de la clase obrera.
Valeriano Perfecto.
Valeriano Perfecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario