lunes, 3 de marzo de 2014

Reseña del libro "La ecología humana en el anarquismo ibérico" de Eduard Masjuan.


Cuando empecé a leer este libro, hace un par de meses,  no  sabia que iba a acabar recomendándolo a cuantos me rodean. Sin exagerar, imprescindible para todos aquellos que estén interesados en como se introdujo en la península  una manera diferente de entender la ecología humana, replanteando la relación del ser humano con su entorno y su transformación (el urbanismo), y por otro lado la toma de conciencia del ser humano sobre la procreación, el neomaltusianismo.

Estos son los dos pilares sobre los que pivota el trabajo  histórico de Eduard Masjuan. Dos partes que parecen inconexas a simple vista pero que el autor trata de hilvanar y conjuntar en un intento de explicar como fueron estos primeros intentos de limitar  el expansionismo burgués que había calado en el pensamiento progresista, marxista e incluso en parte del anarquismo, que veían el modelo de crecimiento como el único deseable.
En la primera parte del libro Masjuan explica como las ideas de Patrick Geddes llegaron a la península ibérica, en concreto a Barcelona.  La importancia del legado de Geddes  es incuestionable, ya que es uno de los primeros pensadores sobre el fenómeno urbano  que pretendió limitar y humanizar el urbanismo, en un momento en que el desarrollo industrial del XIX y su modelo de hacinamiento estaba desarrollándose mundialmente. Geddes fue el primero en introducir los conceptos de “conurbación”( urbanismo global que lo ocupa todo…) y de “región” en la planificación urbana, este último término lo utilizaba para que se entendiera la unidad necesaria entre las zonas urbanas y las que no lo son, para indicar la “totalidad” vital del territorio.
Este trabajo también abre luz sobre como las ideas de la "Ciudad Jardín" llegaron a la península y pudieron servir para poner freno al ensanche que en el XIX estaba empezando a desarrollar las ciudades españolas más importantes, y como diferentes pensadores intentaron plantear la solución urbanística que habían aprendido de Geddes, la necesidad de ciudades limitadas, con bosques y zonas agrícolas que a partir de los límites de la ciudad solo permitirían una expansión de la misma mediante la puesta en marcha de pequeñas colonias agrícolas .


En la segunda parte del libro,  Masjuan trata la cuestión del neomalthusianismo. Movimiento que se introdujo en el anarquismo ibérico en el siglo XX , ante la fuerte expansión demográfica que estaba desarrollando el mundo a partir de la revolución industrial, que requería grandes cantidades de mano de obra esclava y hacinada, necesaria para el modelo de ciudad-fábrica que ya era una realidad. Promovido por militantes conocidos como Mateo Morral, Emma Goldman, Ferrer y Guardia, lo que hacen es una readaptación de las tesis maltusianas a sus planteamientos de clase. En palabras de Eduard Masjuan:

“Desde ese momento, el neomalthusianismo equivale a la procreación consciente y limitada de los pobres, al derecho a que la mujer sea fecundada cuando ella lo desee, a la resistencia a la emigración forzosa por causas económicas y no ecológicas, y a la oposición al militarismo y al poblacionismo nacionalista.”

Además el libro nos introduce en todas las polémicas que se dieron en aquellos años entre defensores y críticos del neomaltusianismo, como ocurrió con las criticas lanzadas por Federico Urales ante este movimiento.  Para finalizar también destaco el análisis que abre Masjuan al plantear las diferencias que existían entre los que planteaban el ecologismo de una manera individual o los que lo hacían como un proceso de concienciación colectiva. Los defensores de la ecología como parte de una problemática social no resoluble por recetas individuales y los que planteaban el vegetarianismo, la huida al campo… como solución aislada y marginal, olvidando el carácter social de la transformación colectiva.

Miguel Rivas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

si salen fotos como la que nos muestras,en efecto habra que leerlo.

Anónimo dijo...

Parece interesante este libro.