lunes, 23 de febrero de 2015

Algunos apuntes sobre el precio del petroleo, el fracking y la nueva situación energetica.

Como hemos podido observar estas ultimas semanas el precio de la gasolina ha bajado bruscamente y esto ha producido cambios importantes en el escenario energético mundial. Con la intención de que se entienda todo este contexto  y para no caer en pequeñas interpretaciones que realizamos habitualmente debido al cortoplazismo, subimos este interesante texto que nos introduce en un debate amplio sobre la coyuntura energética mundial y la introducción de la técnica fracking como uno de los cambios fundamentales que ya están empezando a notarse en los mercados. 

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Fuente: https://argelaga.wordpress.com/

La caída de los precios del petróleo (más de un 25 % en tres meses) ha encendido aún más el debate sobre la situación energética actual, polarizado a muy grandes rasgos entre quienes, por un lado, alertan sobre el agotamiento a medio plazo de los combustibles fósiles y las dificultades inminentes (o presentes) para asegurar el ritmo de aprovisionamiento [1]; y por otro lado quienes defienden que las reservas de petróleo (convencional o no) aún pueden garantizar una producción creciente durante muchos años. Entre medias se sitúan una multitud de pronósticos distintos en función de los datos de reservas existentes que se den por buenos, de las previsiones de producción y demanda de los próximos años, y de la confianza en recambios tecnológicos que puedan aumentar la eficacia de la extracción petrolera o incluso ofrecer productos sustitutos.

Las interpretaciones sobre esta caída reciente de los precios varían también enormemente en función del factor o agente principal al que se le atribuya la responsabilidad del descenso, y en función de cómo nos situemos en el debate anterior. En los medios de comunicación y entre los analistas especializados destacan dos líneas de análisis. La más extendida es que tras la bajada de los precios habría una intencionalidad clara de Arabia Saudí, que la habría provocado a través del incremento de la producción. Según esta idea, reforzada tras la reciente reunión de la OPEP en la que se rechazó rebajar el tope de producción de petróleo, esta táctica podría perseguir diferentes objetivos; principalmente neutralizar la oferta de hidrocarburos estadounidenses provenientes del fracking, pero también debilitar la posición rusa, y en menor medida la de otros países como Irán. Efectivamente, la economía rusa se ha resentido más por la bajada de los precios que por las sanciones económicas impuestas por la Unión Europea, devaluando la moneda un 40 % respecto al dólar y llevando a una fuerte inflación [2]; los países productores están divididos entre los que se ven perjudicados por el recorte de ingresos, como Venezuela e Irán, que pretendían haber reducido la producción para estabilizar el precio, y otros como Kuwait y Argelia que han apoyado la postura Saudí.
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En Estados Unidos y Canadá, los precios del petróleo por encima de 100 dólares el barril han hecho rentables las explotaciones combustibles no convencionales a través del fracking y las arenas bituminosas, que requieren elevados costes de inversión inicial y de mantenimiento (ya que la apertura de nuevos pozos de fracking y la perforación tiene que ser continua) que sólo son asumibles si se garantiza determinado nivel de ingresos. El coste de extracción de un barril de crudo proveniente de yacimientos no convencionales es diez veces superior al de un barril saudí convencional, y para compensar esos costes los precios deben estar a la altura. La “revolución del fracking” no sólo ha reducido drásticamente las importaciones de petróleo y gas a América del Norte, perdiendo el interés en zonas de explotación que eran florecientes hace pocos años, como las costas africanas, sino que han planteado incluso la posibilidad (aún no materializada) de que Estados Unidos pueda exportar al resto del mundo, compitiendo directamente con los que hasta ahora eran los países productores. Sin embargo, los altos costes de inversión y mantenimiento hacen que las necesidades de financiación sean muy grandes, recurriendo las empresas productoras a mecanismos financieros cada vez más complejos, como los derivados que crearon la burbuja inmobiliaria. De hecho, hay una relación entre el capital inmobiliario y el extractivo en las transacciones financieras de alquiler de terrenos, cuyos precios se inflan constantemente [3]. Las principales empresas implicadas en el fracking están hiperendeudadas, y de las alteraciones de precios depende que puedan mantenerse algunos años más, o terminen hundiéndose (o siendo rescatadas por el Estado, en un sector por lo demás fuertemente subvencionado al igual que lo fue el de los agrocombustibles). Según otra línea de análisis, el objetivo de Arabia Saudí no sería perjudicar a EEUU, que seguiría siendo su gran aliado, sino por el contrario sería un movimiento coordinado de los dos países para dañar a Rusia y a Irán [4]; estando ambos bajo fuertes sanciones (por la intervención en Ucrania y el programa nuclear, respectivamente) y con las exportaciones muy limitadas, la bajada del precio de su principal producto haría mella de forma muy profunda en sus economías. El reciente acuerdo entre Rusia y China ahondaría en el distanciamiento entre Rusia como potencia exportadora y la Unión Europea, aunque no compensaría la pérdida de ingresos.

Aunque Estados Unidos, que sigue importando hidrocarburos del exterior, se vería beneficiado en términos abstractos (en su balance fiscal) del ahorro causado por estos precios bajos, esta interpretación no explica cómo podría compensar esta ganancia con la amenaza que supone para el sector estratégico del fracking, a menos que se incrementen enormemente las ayudas estatales. Lo cual, debido al alto grado de endeudamiento de las empresas implicadas, tendría un alto coste para la economía estadounidense. No solamente la extracción por fracking en Estados Unidos y Canadá se ve afectada por la bajada de los precios. En México, por ejemplo, la privatización del sector petrolero tras 75 años de monopolio estatal estuvo motivada principalmente por las dificultades de la empresa pública de llevar a cabo las inversiones necesarias para acceder a los yacimientos de aguas profundas y no convencionales (el 60 % de los terrenos que se ofrecen en explotación), como los del Golfo de México. La entrada de empresas privadas multinacionales para repartirse los 28.500 km² de yacimientos ofertados tras la liberalización quedaría en suspenso con unos precios que no superen los 80 $ el barril [5]. Lo mismo podría decirse de Brasil, otra de las previsibles futuras potencias exportadoras también debido a la explotación de los yacimientos de aguas profundas.
Como explica Antonio Turiel, el problema de estas interpretaciones (que se basan en hechos ciertos, al menos con los datos disponibles) está en atribuir a alguno o varios de los actores internacionales una capacidad de control que en un sistema tan complejo como el de las economías capitalistas hipertecnológicas actuales es casi imposible de asegurar, sobre todo cuando es difícil percibir claros ganadores en estos juegos de póquer geopolíticos [6]. Turiel plantea un enfoque que fije la atención más a los cambios en el terreno de la demanda que en la producción. Ésta realmente no ha aumentado significativamente en Arabia Saudí en estos meses, aunque si lo ha hecho ligeramente en países periféricos de Oriente Próximo como Libia o el norte de Irak a pesar de la entrada del Estado Islámico en zonas de yacimientos. Habría que tener en cuenta la paralización de las economías europeas (entrando en una Tercera Recesión) y China, que está modificando lentamente su modelo productivo. Así pues, dándole la vuelta a las interpretaciones más comunes de las últimas semanas, la recesión no sería solamente el resultado de estas fluctuaciones de los precios del crudo, sino también su causa, en un modelo que ilustra más como una espiral [7] (“inflación-destrucción de la demanda-deflación-destrucción de la producción y vuelta a empezar”) que como una relación lineal.
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En cualquier caso, más allá de una situación coyuntural en la que los distintos factores han ajustado temporalmente el precio, está claro que el escenario energético global se ha transformado radicalmente. El recurso a los hidrocarburos no convencionales ha cambiado el centro de gravedad geopolítico en materia energética, transformando la división entre países productores y consumidores de los últimos 50 años. El poder de la OPEP pierde fuelle y se reduce su cohesión interna. En este nuevo equilibrio energético, el gobierno de Estados Unidos está impulsando la explotación de combustibles no convencionales (especialmente a través del fracking) como un elemento estratégico de política exterior [8], a través de diferentes iniciativas institucionales como la Iniciativa para la Gobernanza y Capacitación Energética (EGCI) [9] o el Programa para el Compromiso Técnico en Gas no convencional (UGTEP) [10], en el que está integrada la Agencia de Cooperación Internacional de EEUU (USAID). Estos organismos tratan de establecer acuerdos bilaterales con países que puedan convertirse en nuevos productores, dando prioridad a la entrada de capital tecnológico de empresas norteamericanas. Los acuerdos también van dirigidos a adaptar la legislación de estos países a la práctica del fracking, modificando las normativas medioambientales y blindando los contratos de las empresas ante sentencias desfavorables o ante restricciones de las diferentes administraciones. En este sentido una parte importante del próximo acuerdo de comercio trasatlántico entre EEUU y la UE (TTIP) va dirigido de forma clara a facilitar la extensión de la extracción no convencional en Europa de la mano del capital estadounidense [11], toda vez que Europa tiene una dependencia energética casi total de Rusia. En este mismo contexto, la USAID-UGTEP ha jugado un papel muy importante en el intento de cambiar la política energética de Ucrania, antes y después de las protestas del Maidan [12-13], así como en otros países de Europa del Este y Asia. La extensión comercial del fracking por parte de Estados Unidos, fusionando intereses estatales y empresariales, no deja de lado el recurso a la fuerza cuando sea necesario para garantizar el acceso a los recursos energéticos (despliegue de AFRICOM en África, presencia militar en el Caspio y Oriente Medio, apoyo a la militarización de la contrainsurgencia en Sudamérica, apoyo al gobierno post-Maidan de Ucrania…), coherente con la tradición imperialista en la que se ha alternado y combinado la presión diplomática, comercial y militar.

Dentro de las transformaciones que impone el nuevo escenario energético se encuentra también la necesidad de readaptar las infraestructuras de transporte de hidrocarburos, especialmente de gas no convencional. Aunque actualmente la conducción de gas natural en Europa procedente de Rusia se lleva a cabo principalmente mediante gasoductos (con las consiguientes dificultades en los países de paso, como es el caso de Ucrania), las supuestas exportaciones de Estados Unidos requerirán no solamente la utilización de barcos cisterna sino sobre todo una red de regasificadoras capaces de procesar el Gas Natural Licuado (apto para el transporte pero no para el uso) y redistribuirlo. España, con sus siete plantas regasificadoras, se podría situar como un punto clave como vía de entrada hacia Europa y el resto del mundo [14] ; es por ello que en la reciente «Ley de aprobación de medidas urgentes para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia 18/2014» se permite el uso de estas instalaciones no solamente para regasificar el gas sino también para almacenarlo y recargarlo en otros buques [15]. Que Estados Unidos sea la potencia impulsora del fracking, tanto en territorio propio como en el resto del mundo, no significa por supuesto que sea el único país con capacidad e interés en hacer uso de esta técnica de explotación. Conforme se agudicen las dificultades de acceso a petróleo y gas baratos en distintas partes del mundo (lo que parece que irá ocurriendo en los próximos años), se irá generalizando su utilización. China, una gran potencia importadora de combustibles fósiles, está preparando el salto a la explotación de sus yacimientos no convencionales mediante fracking, lo que le daría además la capacidad de ir reduciendo la dependencia del carbón [16].
La idea de que la era del petróleo barato está llegando a su fin parece dar a entender en ocasiones que o bien se producirá un agotamiento brusco y repentino, o bien los precios del petróleo subirán de forma continua, hasta bloquear la economía mundial. Parece que no son tan simples las tendencias que se dibujan para el futuro próximo. Los precios pueden ser altamente volátiles, combinando fuertes subidas con bajadas (como esta), lo que a su vez de lugar a que se alternen momentos de estancamiento en la economía con repuntes que reactiven el ciclo de demanda y alza de precios. Sin olvidar que el precio del petróleo (como el resto de precios en las economías capitalistas) no son encajes perfectos entre oferta y demanda unidos por “la mano invisible del mercado”. Interviene también la mano del Estado, que subvenciona y cubre gastos cuando es necesario, y en el caso del petróleo el fuerte componente especulativo al que se ve sometido en los mercados de futuros. Lo que si está claro es que toda esta tensión económica se traduce en una mayor conflictividad geopolítica, en una disputa cada vez más agresiva por los recursos restantes, y en una intensificación extractiva de consecuencias desastrosas (fracking, prospecciones de aguas profundas, explotación de arenas bituminosas…), que se une a la búsqueda de otros recursos energéticos (biocombustibles de segunda y tercera generación, captura de carbono, energía nuclear… ) cada vez más demenciales, en la huida hacia adelante para alargar la agonía de las sociedades industriales.
Helios E. M.
Diciembre 2014

1. Por lo general, basándose en el modelo de “Pico del petróleo” del geólogo M. Hubbert.
2. El rublo sufre la peor caída en un día desde 1999 por la bajada del crudo. El País 1 diciembre 2014.
3. La burbuja del fracking. Manuel Peinado Lorca.http://www.ecologistasenaccion.es/article28709.html
4. La guerra fría del petróleo barato: el tándem Arabia Saudí-EEUU torpedea el viraje de Rusia hacia China. Baltasar Montaño. http://vozpopuli.com/economia-y-finanzas/53590-la-guerra-fria-del-petroleo-barato-el-tandemarabia-saudi-eeuu-torpedea-el-viraje-de-rusia-hacia-china
5. La caída del petróleo amenaza la entrada de inversión en México.http://economia.elpais.com/economia/2014/11/28/actualidad/1417129316_700905.html
8. Regulando los mercados globales: EEUU y la promoción del shale. OPSUR.http://www.opsur.org.ar/blog/2012/12/05/regulando-los-mercados-globales-eeuu-y-la-promocion-del-shale/
9. Energy Governance and Capacity Initiativehttp://www.state.gov/s/ciea/egci/
10. Unconventional Gas Technical Engagement Program.http://www.doi.gov/intl/itap/ugtep.cfm
11. Fracking: un pozo sin fondo. Cómo el acuerdo comercial entre la UE y los EE.UU. amenaza con expandir el fracking. http://www.tni.org/files/download/ttip-isds-fracking-briefinges.pdf
12. Manual de operaciones: shale gas en Ucrania. OPSUR.http://www.opsur.org.ar/blog/2013/01/22/manual-deoperaciones-shale-gas-en-ucrania
13. Usar a Ucrania para calentar el planeta. Naomi Klein.http://www.jornada.unam.mx/2014/04/19/opinion/022a1mun
14. Los puertos españoles se preparan para la avalancha del ‘fracking’ americano.http://www.expansion.com/2014/11/30/empresas/energia/1417368460.html
15. BOE nº 252. Ley 18/2014, de 15 de octubre, de aprobación de medidas urgentes para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia. Art. 60, apdo.http://www.boe.es/boe/dias/2014/10/17/pdfs/BOE-A-2014-10517.pdf
16. China entra al fracking en yuanes y amenaza el arma principal de Estados Unidos.http://www.elblogsalmon.com/economia/china-entra-al-fracking-en-yuanes-y-amenaza-el-arma-principal-de-estadosunidos

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