miércoles, 7 de diciembre de 2016

Reflexiones sobre el mito y la ciencia.

OblomoffNos han llegado al correo las reflexiones de un palantino sobre "El mito y la ciencia". Están escritas desde el punto de vista de un padre que se enfrenta junto a sus hijos/as a la reflexión sobre esta problemática y las subimos por el interés que pueden suscitar a gente que se enfrenta a los dogmas establecidos por el pensamiento científico, que abarcan hasta el último rincón de nuestra existencia. Nosotros  queremos contribuir al debate recomendando la lectura del libro "Un futuro sin porvenir. ¿Por qué no hay que salvar a la investigación científica?, escrito por el Grupo Oblomoff y publlicado en la península por la Editorial El Salmón, gracias a la traducción de Javier Rodriguez Hidalgo. Este libro lo puedes encontrar en el Ateneo Libertario Octubre del 36 de Segorbe. Os dejamos con las reflexiones, que pese a que son escuetas y sencillas, pueden hacer pensar sobre esta problemática. 


El Mito y la Ciencia

Estos días pasados pude observar en un foro de personas de 14 años la opinión que tienen sobre mito [1] y la ciencia. Todos dieron su parecer sobre ambos conceptos, así como sus semejanzas y diferencias. La gran mayoría tiene plena confianza en la ciencia, en lo científico Sobre el mito afirman que es mentira, con expresiones como “es muy antiguo” o “no está de moda”. Sin embargo la ciencia la ven como “lo que mola” y le atribuyen veracidad porque las respuestas que nos da se fundamentan en ensayos y pruebas que lo corroboran. Un método infalible. Esta desconfianza al mito es debido a la preferencia de la sociedad por la innovación y el progreso y el olvido del pasado. Así el mito es viejo, antiguo y la ciencia es lo nuevo, lo que ofrecen las pantallas virtuales de la moda de hoy y del mañana.  Esto nos muestra que la obsolescencia programada y la innovación son base importante del sistema capitalista en el que estamos insertos.

La interpretación que muestran los jóvenes con respecto a la ciencia, es idéntica a lo que puede pensar un ciudadano de a pie. No se valora las realizaciones del pueblo, ya que se considera que  no tiene valor ninguna realización colectiva que no pase el filtro del pensamiento científico, que es el que rige el bien y el mal. Afirman que la ciencia nos suministra más comodidad y todo aquello que nos distrae y nos evade.

El mito, la fábula y la leyenda son creencias relatadas y protagonizadas por seres fantásticos que dan respuesta a un hecho que ocurrió en otro tiempo. Son relatos de otra época que perviven en el tiempo, pasando de boca en boca y de generación tras generación. Son saberes sustentados por el saber popular y de la tradición. Llevan impreso el conocimiento del común del pueblo y su cultura. Sin embargo, lo que  no dicen es que la ciencia es la imposición emanada de expertos científicos y tecnócratas. Es el conocimiento de una minoría que goza de un elevado estatus socio-económico distanciado del pueblo, que trabaja con y para el poder capitalista. El poder está en sus manos y es ejecutado según sus intereses, que en la mayoría de veces, nada tiene que ver con lo que necesita el ser humano. Alguno dirá, yo soy científico y de tu misma clase social, pero aunque tenga buenas intenciones y sus decisiones sean cercanas a nosotros, deberán de pasar el filtro del sistema, que hace y deshace a su empeño. 

Lo mitológico es entendido como concepto a lo inalcanzable y de otra realidad, incluso como adjetivo despreciativo fantasmagórico o fanfarrón. En el siglo XVI la ciencia tomo partido para innovar las herramientas en convivencia con las personas, pero actualmente a devenido en poder totalitario. Hoy en día no hay ningún tipo de análisis para valorar si las tecnologías que intervienen en nuestro día  a día están proporcionándonos un aporte positivo o negativo, teniendo en cuanta múltiples factores que afectan a la vida en común. Son impuestas mediante la “verdad absoluta” de la innovación y bajo la premisa fascista de que “todo lo que sea posible hacer, tenemos la obligación de hacerlo”. Ese es el ideario del progreso que rige una sociedad abocada a la “salida hacia delante”, para evitar reflexionar sobre las consecuencias en el momento. Así nos llevaron a desastres nucleares como Fukushima, Chernóbil o como ahora con la incertidumbre del cambio climático. ¿Cómo ha podido ser olvidado esto?

“Un país sin leyendas se moriría de frío. Un pueblo sin mitos está muerto”



[1] Si he tomado la palabra mito como centro del escrito. He pretendido englobar al mito, la fábula y la leyenda narraciones populares que forman parte del conocimiento literario común de una sociedad. Son anónimas, tradicionales y regionales y tienen su origen dependiendo de la época que el hombre busca respuestas. También es verdad, que cada una de ellas tiene una diferencia en su relato y su intención. El mito tiene relación con las creencias y la vida religiosa, la fábula tiene intención didáctica y cuenta un hecho real y la leyenda cuenta un hecho real, fabuloso de hechos naturales.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fantástica reflexión!!! Adelante!!!!

Anónimo dijo...

Gracias por publicar lo que os envié, y por el libro que recomedais que esta en la biblioteca, trataré de pasar,ya he visto los horarios.