domingo, 7 de mayo de 2017

¿Renta Básica? Reseña crítica del último número de Al Margen

                 “El mejor gobierno es el que menos gobierna”
                        H.D.Thoreau.

En el último número de la publicación de debate libertario, Al Margen, el tema a debatir es sobre “Trabajo, precariedad y Renta Básica”. Al recibir la revista nos llamó bastante la atención por el tema a tratar por lo que la leímos interesadamente pero la verdad es que fue bastante decepcionante ver que en el ámbito libertario las opiniones en cuanto a esta fueran más a favor que en contra. Al final nuestros pensamientos en cuanto a la situación del ámbito libertario se confirman. Sin ánimo de ofender a nadie, ya que no es nuestra intención hacerlo, ni ser más que los demás, ni asignar pedigrís revolucionarios; si es nuestra intención exponer nuestra humilde visión del tema después de la lectura de las diferentes opiniones vertidas en la publicación. No es nuestra intención argumentar si es viable o no, lo que sí nos parece más importante es poner encima de la mesa si desde un ámbito libertario es deseable defender el derecho a una renta básica.  Tampoco es nuestra intención debatir sobre la necesidad o no de esta, ya que sabemos la situación en la que vivimos e individualmente todos y todas dependemos del sistema pero no por ello tenemos que darle más atribuciones a un Estado al que se supone que aborrecemos. El tema es si queremos ir desprendiéndonos de la megamáquina de la que dependemos o queremos aferrarnos aun más a ella.

Ya desde hace tiempo venimos defendiendo la idea de que en nuestros ámbitos ha habido una izquierdización. Nos hemos convertido en un apéndice de la izquierda, haciendo seguidismo de unas ideas que ya cada vez generamos menos por nosotros mismos. Cada vez somos menos capaces de generar nuestro propio pensamiento, y debido al aleccionamiento del sistema, y a cierto posibilismo, nuestras ideas van siendo abandonadas.  Ya en el Editorial titulado “Hablemos del derecho a una vida digna” se nos habla de que en las “circunstancias de emergencia social como las que estamos viviendo” “algo habrá que hacer”. En continuos debates siempre se habla de la urgencia social en la que vivimos. El tema parece ser siempre el mismo: Debido a las circunstancias dramáticas en las que vivimos tenemos que dejar de lado ciertos purismos ideológicos y adaptarnos a las circunstancias. O eso es lo que nosotros leemos entre líneas. Es el eterno debate del movimiento Libertario. Pero ahora parece que las ideas más transformadoras, aquellas que atacan más a la raíz del sistema están cada vez más en desuso. Es verdad que no es que vivamos en la actualidad una situación prerevolucionaria pero no por ello debemos dejar apartadas nuestras ideas esperando tiempos mejores. En nuestro pasado cuando sí que se vivía en esas circunstancias ya había quienes decían que la situación no acompañaba. Entonces ¿cuando hablar de verdad, sin tapujos, de nuestras ideas?; ¿Ya no funcionan? ¿funcionaban en el s.XIX y en el XX y ahora ya no?; ¿Cuándo hablamos de las ideas anarquistas somos puristas?; ¿Cuándo nos adaptamos a “las circunstancias” siempre debemos abandonar nuestras ideas?; ¿”las circunstancias” y el anarquismo nunca son compatibles?; ¿la crítica radical nunca va a ser aceptada como real y compatible con la realidad?.

El movimiento Libertario se supone que debe abolir al Estado, pero mientras este exista tiene que desgastarlo, menospreciarlo, denunciarlo, hacer ver que es nocivo para el ser humano y para el entorno natural. Lo que debería hacerse es intentar hacer viables vidas alternativas al Estado, no depender más de él. Aunque sabemos que eso es una enorme tarea, de la que todos estamos muy lejos, no hemos de dejarlo de tener en perspectiva. Por eso las ideas ácratas merecen seguir teniendo vigencia en la actualidad sean cuales sean los momentos en los que vivimos y la interpretación que tengamos de estos. Lo que no se debe hacer es acreditar al Estado. Y creemos que dándole más atribuciones, como la Renta Básica, es acreditarlo. No podemos depender más del Estado y del sistema si no ser cada días más independientes de este hasta volverlo totalmente inútil.

Creer que el Estado y la burguesía van a dar dinero por la emergencia social que estamos viviendo es creer en la irreal bondad del sistema, en la mentira del Estado Derecho. El Estado nunca ha hecho nada que no sea para beneficiarse él mismo. Si nos diera una Renta Básica solo seria para beneficio del mercado, para promover el consumo. Creer en la Renta Básica es creer en el sistema supuestamente democrático en el que vivimos, que es un sistema sostenido a través de la explotación y la esclavitud de los países mal llamados subdesarrollados. Cuando hablamos de Renta Básica no hablamos de desmonetarizar; ni de arrancarle espacios al capital para desmercantilizarlos. La rueda sigue igual, no hay una crítica radical al sistema si no al abandono que el sistema ha llevado a cabo de la “ciudadanía” afectada por la crisis. El montón de riqueza que se espera repartir con la Renta Básica es un montón expropiado que debería de ser abolido y no repartido. Creer y buscar la Renta Básica, tal y como el mundo está, no es atacar el sistema, es criticarlo solo cuando va mal.

Como los compañeros valencianos dijeron en el “Manifiesto de la Agrupación Anarquista de Valencia” en 1931 nuestro deber no es “amortiguar los efectos deletéreos del capitalismo, sino abolir totalmente el capitalismo; no repartir un tanto la propiedad privada, sino anular dicha propiedad privada; no difundir los privilegios económicos y políticos, sino exterminar de raíz dichos privilegios; no mantener bajo nuevas formas al asalariado, sino acabar con el salario” o como decían en Fragua Social en 1936 “toda nuestra actuación no ha de tender a reforzar el Estado, sino que paso a paso hemos de ir destruyéndolo, hemos de hacer completamente inútil el Gobierno”. Estos son solo dos ejemplos entre múltiples que podríamos encontrar en el que el Movimiento Libertario no buscaba al Estado para que solucionase sus problemas, si no que él era el principal causante de ellos. Y no podemos decir que en épocas anteriores no vivieran en emergencia social pero no por ello pedían subsidios de paro o Estados del bienestar. Adecuarse a las circunstancias no es claudicar en nuestras ideas.

Respecto a los diferentes artículos de la revista en cuanto al primero, titulado “Subsidio a la economía Sumergida” de Sandra Soutto, economista y miembro de Attac, nos parece que no vale la pena comentarlo porque creemos que no pertenece a nuestros ámbitos. Que un artículo de estas características en que aboga por que el Estado lo solucione todo debería de hacernos reflexionar de cómo estamos y hacia dónde vamos. El segundo artículo, titulado “La pobreza y el sujeto” de Ruymán López coincidimos con él en cuanto que no significa que cuanto peor estamos más posibilidades de cambio real tenemos, cierto.  Pero no compartimos con él su opinión respecto al tema que nos ocupa. Está claro que no negamos que sea una solución para personas sin recursos pero no nos corresponde a nosotros como libertarios exigirla y con esto no quiere decir que no seamos conscientes de la situación en la que vivimos. No sabemos que pensara Ruymán de las líneas que ahora escribimos cuando afirma lo siguiente: “Yo entiendo, con respecto a la dación o la renta básica, que lo que prima, sin filosofías ni rollos trascendentes, es lo inmediato, sea desprenderse de una deuda o llenar la barriga. No habrá una persona sin recursos la que si se le plantea cancelar una hipoteca u obtener un subsidio no aplauda la medida y la interprete como una verdadera solución”. El subrayado es nuestro. No negamos que la gente se sienta aliviada al recibir un dinero lo que cuestionamos es que seamos nosotros, los libertarios, los que lo exijamos.

El tercer artículo “Pobreza, Renta Básica y Autoorganizacion de los excluidos” de José Luis Carretero Miramar es más de lo mismo. Expone la Renta Básica como una alternativa pero ¿una alternativa a qué?. Pero esto no es lo más sorprenderte de este artículo si no que afirma que esta permite “a sus receptores recuperar su tiempo de vida y reordenar su marco de necesidades y de deseos fuera del universo de la mercantilización de la vida humana”. Parece ser que recibiendo dinero desmercantilizamos nuestra vida. Además al final, más sorprendentemente aun, hace una mezcla entre la Renta Básica y la autoorganizacion de los excluidos, como si una cosa no quitara la otra.

El cuarto artículo de Antonio Pérez Collado “Sobre el derecho a la Renta Básica y el deber de trabajar” nos habla de la Renta Básica como uno de los proyectos más factibles y cercanos para garantizar una vida digna. Además nos dice “A quienes sufren dolor, hambre, explotación, violencia, etc. No podemos consolarles con la revolución que tenemos en mente o en nuestros libros. Hay que ofrecerles soluciones para el ahora más inmediato”.  El mismo que ha creado sus problemas, el Estado y el Capital es quien ha de solucionárselos. Está claro que lo nuestro, debido a las circunstancias en las que vivimos y a la debilidad de nuestras fuerzas, no puede dar soluciones inmediatas a nuestros problemas pero delegar en el Estado y acabar abandonando nuestras ideas no nos parece la mejor solución.


El quinto artículo de Fernando Navarro “La Renta Básica Universal: Ni está ni se la espera” se posiciona en contra de esta y afirma que no es viable. El sexto “La Renta Básica de las Iguales (Rbis) tiene una largo recorrido” de José Iglesias Fernández como su título indica hace un resumen desde su creación por parte de unos profesores universitarios, pasando por diferentes países, hasta nuestros días. El séptimo artículo de Ameba Rubén titulado “Seis Criticas a la Renta Básica”, al igual que el de Fernando Navarro también se posiciona en contra y junto a aquel es con el que más puntos tenemos en común, e introduce la idea en el debate de que la Renta Básica es una herramienta que entra en las nuevas dinámicas del Capital para contribuir al consumo de los ciudadanos de los países ricos las mercancías de los países pobres. Nada que ataque al sistema. Ya acaba con esta apropiada pregunta ¿Acaso hay algo más burgués que vivir de Rentas?.

Resumiendo, esperamos haber contribuido a la lectura de esta revista y haber ofrecido un pequeño grano de arena a la visión crítica de nuestro pensamiento libertario (si es que aun se puede seguir llamando así). Abogamos por una crítica que vaya a las raíces del capitalismo y no a si los frutos que nos da este son buenos o malos. Que nuestras prácticas y nuestras ideas estén de capa caída, por múltiples factores, no significa que no sean igualmente tan validas como antes y tampoco debe hacernos caer en dinámicas que no son las nuestras. Para acabar, sin miedo a que nos acusen de puristas (algo con lo que nunca nos hemos sentido identificados), después de haber citado a los anarquistas valencianos de los años 30 citaremos a Errico Malatesta. En este escrito solo tenemos que cambiar la palabra fascismo por cualquiera de los problemas sociales que el capitalismo genera. Los problemas generados por este tienen que ser resueltos fuera del Estado y no dentro de él.

“[…] Es preciso, por tanto, matar al fascismo, pero matarlo directamente, sin la ayuda del Estado, de manera que el Estado no se vea reforzado, sino más desacreditado y debilitado. Querer suprimir el fascismo por medio del Gobierno, es como combatir el síntoma de una enfermedad agravando las causas que producen la enfermedad misma”


Cecilio Rodríguez

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