Esta semana el señor Obispo de la
Diócesis de Segorbe-Castellón, Don Casimiro López Llorente, ha tenido la genial
idea de invitar a sus subordinados a que dedicaran sus plegarias a pedirle a
Dios que llueva. Fantástica medida para intentar que caiga algo de agua en el
Otoño más seco de la década y en el año más seco desde hace un lustro. Hubiera
sido más preferible que en vez de basarse en abstracciones hubiera hecho una crítica
hacia aquellos males a los que la modernidad, y la sociedad industrial, nos han
condenado y hacen que padezcamos la situación que ahora estamos padeciendo.
El cambio climático,
y la degradación ambiental que estamos sufriendo, es algo completamente innegable, pero aquí nadie hace nada. Solo atacando de una manera radical a aquello que lo
está generando podríamos comenzar a hacerle frente, pero la ideología del
Progreso, en la que nos han adoctrinado, nos impide ver las cosas con claridad y
actuar en consecuencia. Claro, ver las cosas con claridad, y actuar en
consecuencia, podría ser demasiado peligroso para las élites que nos gobiernan y
el negocio que se han montado a costa nuestra. No nos engañemos, el cambio climático
es una oportunidad de negocio increíble que no creen que sea necesario suprimir
mientras dé beneficios. Es la lógica del sistema. Mientras sigamos guiados por
abstracciones como Dios, la idea del Progreso, la tecnología como solucionadora
de todos nuestros problemas, el régimen constitucional… todo
estará perdido. Mientras, hoy las noticias de los mass-media se lamentaban de la
falta de agua; del futuro nada alentador de los miles de millones de insectos
que se van a extinguir en los próximos años; y de unas temperaturas nada
normales para el mes en el que estamos… también se felicitaban por la ocupación turística
que iba a tener nuestro país debido a ello. Mientras te dan una de cal te dan
otra de arena. Pero de agua, pídansela a
Dios.
Don Casimiro podría
haber denunciado algo de un sistema que de todo se apropia y todo lo extingue.
Mientras nuestros manantiales se extinguen, debido a la gestión totalmente despilfarradora
que han hecho los gestores del desastre, seguimos creyendo en el crecimiento
alocado que requiere nuestro sistema para poder sobrevivir. En Segorbe se ha
triplicado la concesión de agua que la Confederación Hidrográfica del Júcar da
al municipio para garantizar su crecimiento poblacional y su desarrollo
industrial. Mientras en muchos pueblos, y masías, del Estado Español ya se han
quedado sin agua los demás continuamos con nuestra idea de Progreso; y a nuestro
señor Obispo lo único que se le ocurre es pedir plegarias a Dios.
Pero es mucho
más que todo esto. Seremos los de abajo quienes más paguemos las consecuencias
de todo ello. La separación de los humanos de su medio natural, y la artificialización
de nuestras vidas, lo que ha hecho es que no nos demos cuenta de manera directa
de lo que está pasando. Mientras de nuestro grifo salga agua, y haya agua embotellada
en el supermercado, no pasará nada. Pero si no se hubiera artificializado
nuestra vida aun seriamos mínimamente conscientes de lo que está pasando. Si
nuestra familia, y la comunidad en la que vive, viviera de lo que se produce en
su entorno más inmediato es poco probable que hubiéramos llegado a las situaciones
a las que estamos llegando; y si hubiéramos llegado, haría ya mucho tiempo, que
hubiéramos puesto el grito en el cielo y hubiéramos resuelto nuestros problemas
de manera directa, es decir, ni pidiéndole a Dios ni a los políticos.
Los grupos ecologistas están llevando unas
estrategias, la mayoría de las veces totalmente erróneas a nuestro modo de ver,
ya que sin una negación del sistema, y de aquellos que lo administran, es
imposible salir del atolladero. Creyendo en un sistema que está basado en el
crecimiento es imposible hacer frente a las consecuencias medioambientales de
este. El desarrollo sostenible es una completa falacia y el capitalismo verde es
el ecofascismo. Al final entre aquellos que llegan a adquirir un mínimo de conciencia,
y quieren cambiar algo, están: los que les piden a las élites que nos gobiernan
que hagan algo (cuando lo que quieren hacer es un negocio de ello y no cambiar
el curso que está tomando la degradación ambiental) y los que luchando contra
los administradores del desastre se ven imposibilitados, atados de pies y manos,
debido a la pasividad social en la que se encuentran. Al final o se cae en un
activismo sin autocritica del “hacer por hacer” o se cae en un bucle sin salida
por falta de respuesta social.
En la India, y
en muchísimas zonas del mundo, el problema del agua nos puede hacer una idea de
lo que se va a producir. El agua allí es un lujo en el que los pobres no pueden
invertir. ¿Cómo es posible que algo que sale de la tierra sea un lujo? Nuestro
progreso nos ha llevado a ello y ninguna tecnología solucionará ese problema.
Muchas familias pobres beben aguas muchísimo peores que las que corren en cualquiera
de vuestros retretes. Según el Banco
Mundial en 2050 el agua potable disponible solo alcanzará a la mitad de la población
mundial. Pero no os preocupéis todo se arreglará, los expertos lo arreglaran. Esos
expertos que no confían ni en el pasado, ni en los sostenibles sistemas ecológicos
de antaño, ni en las comunidades campesinas que los sostenían; esos expertos que
nos niegan la palabra a los de abajo porque ellos son los que saben; esos
expertos que no creen en las masas ya que si estas solucionaran sus
problemas posiblemente ellos no podrían hacer negocio; esos técnicos expertos
que cada día investigan por nosotros para obtener "soluciones". Ellos han
encontrado la solución: reciclar aguas residuales para consumo humano. Buenísima
solución que nos hace permitirnos seguir con el modelo de vida consumista y despilfarrador,
de crecimiento y progreso, en el que nos han educado y en el que tan a gusto
nos encontramos. Sigamos con nuestro ritmo de crecimiento imparable (el
discurso de los políticos depende de este ya que sus electores,
convenientemente adoctrinados, es lo que les exigen), sigamos consumiendo a una
velocidad alarmante, sigamos haciendo trasvases sin sentido, degradándolo todo,
desecando a mansalva… todo ello con una buena sonrisa de anuncio publicitario
mientras creemos que todo va bien mientras vivimos en una sociedad que se hunde.
Sigan pidiéndole a Dios o a los políticos las soluciones que deberíamos adoptar
por nosotros y nosotras mismas. En el siglo pasado Bernard Charbonneau decía que
“igual
que ciertos náufragos, la ciudad se ve obligada a beber su propia orina”, es
verdad, vamos a la deriva como los náufragos y al campo, o lo que quede de él, también
le tocara beberse su propia orina.
Cecilio Rodriguez
3 comentarios:
Esta denuncia es muy necesaria y acertada. Poco cabe esperar del binomio Iglesia-Estado. Si la Iglesia fuese más coherente con sus dogmas sería un enemigo acérrimo del capitalismo y los curas denunciarían desde el púlpito las fechorías y maldades del consumismo en cada sermón.
El tema es preocupante y no cabe esperar ninguna reacción reparadora ni pedagógica. Mientras Iglesia, Estado y medios de comunicación sigan colándose hasta en lo más íntimo de cada hogar no nos quedará otra que aclamarnos a la divina providencia.
Saludos!
El tema del agua es bastante grave, como no empiecen a surgir grupos de oposición al sistema industrial que intenten cambiar el rumbo de todo esto mal asunto. El tema de Casimiro da risa pero también dan ganas de llorar, tanto por ellos como por los políticos que les ríen las gracias. El tema del agua y de los ficticios esquemas mentales en los que se basan para hacer sus políticas (crecimiento sin fin, adoración de la constitución,...) nos llevan hacia el abismo. No seremos la primera comunidad humana que muere por obstinaciones fanáticas. Rezaré una plegaria también por ti compañero!
http://cronicasdelpalancia.blogspot.com.es/2017/10/chj-desestima-el-recurso-de-reposicion.html
Don Casimiro como toda catorve clerical vive de las subvenciones de los congresistas. Como va a plantar cara a quien le da de comer?. En el BOE vienen todas las subvenciones. Cuando implora agua, de soslayo mira a los políticos para que le llenen el "cepillo" de €€€$$ y por el otro lado los beatos le llenan las tropas de chocolate calentito y buñuelos (bueno! valencianas del mercamierda roig)
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