viernes, 11 de octubre de 2019

Las instituciones continúan envenenando el medio ambiente


Una vez terminado el procedimiento de toxicidad ambiental, llamado la plaga contra el mosquito [1], que ha aplicado las instituciones de la Comunidad Valenciana, podemos confirmar que ha sido totalmente inútil para los vecinos y para el planeta, pero muy acertado para las empresas que lo han llevado a cabo y para sus gestores políticos. También, nos demuestra el nulo respeto que tienen los técnicos y sus centros de experimentación sobre la naturaleza, ya que no ven otra alternativa que continuar aplicando contaminante al medio terrestre e hídrico.

Todas las instituciones firmantes del procedimiento toxico han sido unánimes en ejecutarlo y no han dudado un ápice como en anteriores años, en aplicarlo, a pesar de ver continuamente en sus medios de comunicación los problemas ambientales que enfrenta el planeta, ocasionados por el alto índice de toxico echado a su suelo. Además, apuntar que el producto utilizado en la plaga del mosquito es uno de los más dañinos, al respecto.



Así tenemos de la Diputación de Castellón, la institución portadora del montante económico para el plan. Es el organismo que inició la campaña, con frases tan enfermizas como que “… se intentará mitigar la población de mosquitos en aquellas áreas de marjaleria, entornos fluviales y zonas periurbanas y rurales de los municipios [2], es decir, derramar directamente el veneno al agua y a las poblaciones del entorno del mundo rural. Ya no necesitan esconder la realidad tal como se realizó.
Otras instituciones que intervinieron fueron las conserjerías de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana todas envueltas en las etiquetas del “eco”, “la sostenibilidad”, “el rural” son justamente conceptos que expresan lo contrario de lo referido en sus definiciones, al aplicar protocolos que infectar el territorio [3]. Procedimiento que no tienen nada de sostenible, ni de rural, ni de ecología, es decir que no tienen ningún respeto al medio natural.
Continuando con el tinglado del tóxico institucional, fue el consentimiento que dieron los ayuntamientos de la provincia para aplicarlo en sus pueblos, ya que son las entidades que tienen la potestad legal sobre dichos espacios. Todas ellas están formadas por sujetos alineados a sus partidos políticos, lo que decide el líder lo acatan el resto; y sujetos amorfos que no se plantean ni siquiera las consecuencias que tienen sus decisiones sobre el término que gestionan. Hoy por hoy, son personas que creen que el futuro de la España Vaciada está el turismo, y lo ven como única y absoluta solución. Por eso miman al turista consumista, aislándolo de la picadura del insecto con el veneno que rocían sobre en entrono espacial que circula, su pueblo, es decir el consistorio prima la economía frente a la alta contaminación.

En el lado empresarial, tenemos el matrimonio entre la administración y la empresa concesionaria del químico y de la infraestructura contratada para el protocolo, ambos mutuamente se apoyan para mantenerse en el pulpito del poder y continuar asignándose cada año el protocolo químico, que para ellos, es solo una gran suma capital trasvasado del Estado a la empresa privada. Una foto que manifiesta está unión y de la que no tienen ningún pudor en sacar en sus medios, fue en la entrega del premio Insignia de Plata, ofrecido por la Sociedad Española de Sanidad Ambiental (una delegación del ministerio de Salud y agricultura) a los Laboratorios Lokímica por su labor “La salud ambiental ante el cambio climático” [4].

Prolongándonos en otras asociaciones como la de ornitólogos, que denuncian la reducción del número de aves causado por la contaminación ambiental, sin más argumento, pero no terminan de apuntar quienes son los verdaderos culpables de esta contaminación. Similar posición nos manifiestan, las asociaciones del agro y de la ganadería, las cuales, forzaron al principio la puesta en marcha del tratamiento del químico, argumentando que reducirá la cosecha de frutos y aumentará el coste de producción, ahora de nuevo vuelven a protestar por la ineficacia del procedimiento toxico, parece ser que no tienen nada claro ante la plaga de mosquitos, a pesar del asesoramiento de sus técnicos. También estas instituciones del agro olvidan acusar al verdadero culpable de esta plaga y otras tantas plagas que tiene el campo; igualmente los malos rumbos que está tomando el sector del agro y de la ganadería en su mercado de producción económica.

Terminar con la sorprendente desfachatez del Ayuntamiento de Valencia al culpabilizar a sus vecinos por la alta tasa de mosquito tigre en la ciudad, por tener agua estancada en sus macetas. El consistorio tiene en fase inicial de legislación una ordenanza para denunciar a las personas que no se atengan a la citada ley [5].

Hemos tratado de reflejar una imagen, sobre el modo de actuar de las instituciones y asociaciones burócratas en el entorno natural, donde también incluimos a un amplio espectro de la rama de la ciencia y del pensamiento universitario, son todos los asalariados del Estado y amantes de lo económico frente a lo social y natural; todos han coincidido en reducir la plaga de mosquitos, matándolos eficazmente, es decir vertiendo veneno al suelo y culpabilizando a la ciudadanía. Ante tal despropósito y una mínima reflexión vemos que las instituciones gobiernan para sus entramados políticos favoreciendo a sus empresas y partidos políticos; y despreciando a las personas y la biodiversidad.





Alfonso Soler colaborador de El Eco del Palancia
 


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